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40 Y convinieron con él; y llamando a los apóstoles, después de azotados, les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los soltaron. 41 Y ellos partieron de delante del concilio, gozosos de que fuesen tenidos por dignos de padecer afrenta por el Nombre de Jesús. 42 Y todos los días no cesaban, en el Templo y por las casas, enseñando y predicando el Evangelio de Jesús, el Cristo.

¡Vaya por París! dijo el francés, como si le hablasen de una ciudad desconocida. Se había acostumbrado á creer que jamás volvería á ella. Durante sus primeros años de vida en América le era imposible este viaje, por no haber hecho el servicio militar. Luego tuvo vagas noticias de diversas amnistías. Además, había transcurrido tiempo sobrado para la prescripción.

Tapuy Guazú mandó, pena de muerte, Que de la junta nadie se saliese, Y que todos hablasen por su suerte, Y el caso con amor se decidiese. Berú, de gran valor, indio muy fuerte, Al cacique le dijo le plugiese A Curemo llamar, pues conocia Su suerte, su valor y valentia.

En unas vistas que tuvo con el Rey de Francia Filipe su cuñado, entrevino Cárlos hijo del Rey de Nápoles, y deseando el Rey de Francia que fuesen amigos y se hablasen, siempre Don Pedro se escusó, y mostró en el semblante el pesar y el disgusto que tenia en el corazon, de que todos quedaron mal satisfechos y desabridos, y sin duda entónces Cárlos se previniera y armara, si creyera que las fuerzas del Rey de Aragon fueran iguales á su ánimo y pensamiento.

Viéndola un día más expansiva y serena que de ordinario, como hablasen de Paca la de la Parra y su marido, celebrando lo bien avenidos que vivían á pesar de la oposición de sus caracteres, Velázquez le tomó de pronto una mano y le dijo cariñosamente: y yo viviremos al fin tan felices como ellos... , flamenca, ¿cuándo quieres que nos casemos?

Era necesario que las de Relimpio, con quienes vivía, le hablasen de cosas comunes, que fuese muy grande el trabajo y empezase muy temprano el ruido de la máquina de coser, o que su padrino, el bondadosísimo D. José de Relimpio, le contase algo de su vida pasada.

17 Todavía, para que no se divulgue más por el pueblo, amenacémoslos, que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este Nombre. 18 Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el Nombre de Jesús.

Si le hablaban de las perdices y los conejos hacía un mohín de disgusto y movía el rabo con impaciencia como si tratase de pasar a otro asunto. Las perdices y los ánades eran para él cuentos del tiempo viejo, calaveradas de la juventud; que le dejasen de romanticismos y le hablasen de las buenas siestas al pie de la chimenea y de los buenos platos de cocido con desperdicios.

Su suerte estaba echada. Matar toros o morir. Ser rico, y que los periódicos hablasen de él y le saludase la gente, aunque fuera a costa de la vida. Despreciaba los grados inferiores del toreo.

Con sus ideas exaltadas y sus vociferaciones en los cafés, era el principal culpable de que las personas decentes guardasen cierta prevención contra... de que hablasen mal de... Y el viejo acompañaba sus truncadas expresiones con gestos humildes, evitando pronunciar la palabra chueta y nombrar la famosa «calle».