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Actualizado: 22 de mayo de 2025


Y aquí es peor, pues ni siquiera contestan no: ¿ha entrado usted? como si hubiera entrado un perro. ¿Va usted a ver un establecimiento público? Vea usted qué caras, qué voz, qué expresiones, qué respuestas, qué grosería. Sea usted Grande de España; lleve usted un cigarro encendido.

Pacífico, amante del orden, enemigo de la grosería, toda revolución parece a Goethe un acontecimiento pavoroso. Los horrores de Francia le indignan y aterran. Y sin embargo, este conservador, este amigo de los poderes legítimos y justos, tiene fe en la libertad y en el progreso, y comprende la rebelión contra la tiranía y no cree en la duración de ningún gobierno tiránico y violento.

Para apreciar en su valor la verdad de estas descripciones, es conveniente no olvidar que se trata de un pueblo meridional, cuya viveza, imaginación y agudeza parecen ser patrimonio común de todos, y cuya grosería no carece de cierto ingenio. El gracioso en las obras de Lope forma ordinariamente el centro de su parte burlesca, para oponerla á la formal y seria.

Se sentó, pues, aniquilado y con un humor de todos los diablos; era día de liquidación y todavía uno que le plantaba en medio del arroyo, sin presentarle sus excusas siquiera, con una grosería verdaderamente irritante.

La brigada toda padeció durante quince días por causa de la grosería de Miguel; pero muy particularmente su digno jefe, que tardó algunos meses en ver limpio de nubarrones el cielo conyugal. Desde entonces el colegial no volvió a pisar las escaleras de la casa, mal llamada de su padre, pues era de todo en todo de su madrastra.

Pues entonces voy a tomarme la libertad de hablarte de uno, que me lo ha suplicado... Se trata de mi amigo Paco Flores, a quien ya conoces. Me ha pedido que le recomendase a ti, preguntándote al mismo tiempo si en las pocas veces que contigo ha hablado te había sido antipático. ¿Antipático? preguntó con sorpresa. ¿Por qué? A mi no me es nadie antipático mientras no cometa alguna grosería.

Y valiendo, todo era lícito con tal de estar bien hecho; la grosería en las formas estaba igualmente proscrita. En el pensamiento, no tanto. Dicen los que lo conocieron, que aquello tuvo que oír... y que ver; y lo llamo aquello, porque no qué nombre darlo.

Hacía la vida del hombre de mundo; entraba en las casas más aristocráticas de la corte; trataba familiarmente a la mayoría de los personajes de la banca y la política; era socio antiguo del Club de los Salvajes, donde se placa en bromear todas las noches con los jóvenes aristócratas que allí se reunían, quienes le trataban con harta confianza que no pocas veces degeneraba en grosería.

Diríase que eran las ideas, que cansadas de la oscuridad del cerebro se asomaban por los balcones de la nariz y de las orejas a ver lo que pasaba en el mundo. Cargábanle a doña Lupe sus pretensiones sermonarias y cierta grosería entremezclada con la soberbia clerical.

Estas explicaciones arrancaron muchas veces largas carcajadas á la muchedumbre pigmea, que sentía compasión por la ignorancia y la grosería del coloso. En otros momentos, el enorme concurso quedaba en profundo silencio, como si cada cual, ante las vacilaciones del inventario, buscase una solución para explicar la utilidad del objeto misterioso.

Palabra del Dia

bagani

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