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Actualizado: 22 de mayo de 2025
A veces, después de alguna reflexión hecha al azar sobre la dificultad de hallar en la vida la felicidad del amor o sobre la grosería con que lo concebían los hombres, se detenían en el punto mismo de abrirse el corazón. Adriana experimentaba, por primera vez, el sentimiento apasionado de la amistad. Laura la besaba como a una hermana y le enseñaba imágenes de santos bordadas en seda por ella.
Allí falta en general la verdadera elegancia, la que consiste en la sencillez y el gusto delicado, y hasta en el modo de insinuarse las gentes de la clase media y de las masas hay un fondo de grosería y de insolencia, no sé qué de tosco y áspero que repele y produce disgusto.
Sí, que soy por lo visto un buscavidas insistió el joven con más violencia y que si me caso contigo no lo hago tanto por amor como por tu dote... Hace un momento tu mismo hermano me decía que debo estar satisfecho porque tú no vienes a mí con las manos vacías... ¿Qué quiere decir eso? O no quiere decir nada o es una grosería...
Harto sé que mi situación, mi vida, lo que pudiéramos llamar mi historia, me quitan por completo derecho a ciertas exigencias... pero, por naturaleza, por instinto, por temperamento, soy cariñosa, humilde; me gusta más ceder que mandar, y sobre todo, quisiera envolver, velar, la crudeza, la grosería del amor material, rodeándolo de algo delicado, limpio; hasta poético diría, si no temiese que se burlara usted de mi.
Así, su juicio será verdaderamente justo.... »Y ahora, perdóneme lo que voy á añadir. Yo no figuro en el gobierno; no soy mas que un modesto profesor de Universidad. Si de mí dependiese, le llevaría hasta la capital sin precaución alguna, como un amigo. Pero el gobierno no le conoce á usted y guarda un mal recuerdo de la grosería de los Hombres-Montañas que nos visitaron en otros tiempos.
Impulsado por tales razones, lo primero que pensó D. Luis fue faltar a la cita sin dar excusa ni aviso, y que Antoñona le aguardase en balde en el zaguán; pero Antoñona anunciaría a su señora la visita, y él faltaría, no sólo a Antoñona, sino a Pepita, dejando de ir, con una grosería incalificable.
Palabra del Dia
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