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Actualizado: 22 de junio de 2025


Todavía me callé durante algún tiempo, porque dentro de , en la prolongada noche de mi mente, el alba de un nuevo día aparecía ya. Alejandra creía velar sobre porque estábamos juntos, porque me hablaba. Yo no la veía, no la oía: una alma, muda e invisible, gobernaba ya mi vida... Se interrumpió un momento, alzando los ojos al firmamento.

Riose también Frasquito, y desbocándose luego por los espacios imaginativos, dio un bote formidable, que, traducido al lenguaje vulgar, es como sigue: «Hace poco indicó usted que me vería paseando a caballo por la Castellana. ¡Ya lo creo que podría usted verme! Yo he sido un buen jinete. En mi juventud, tuve una jaca torda, que era una pintura. Yo la montaba y la gobernaba admirablemente.

Este, pues, entró y se puso junto al Padre, como solía; otro se puso al lado de un español que gobernaba el timón, y echando la vista á una hacha ó destral, que estaba allí cerca, se sentó sobre ella disimulado, y haciéndose señas el uno al otro, el que escondía la hacha echó mano de ella con gran destreza, y tirándole al piloto, de un golpe le cortó la cabeza.

La Junta que gobernaba en nombre de Fernando VII, creyó que el dar asilo á tan ardiente republicano seria altamente contradictorio con la situacion en que se habia colocado, y trató de estorbar el desembarco de este general, y hasta llegó á brindarle con una dependencia diplomática á fin de alejarle.

En Montevideo pudo enterarse de los reveses sufridos por su patria y de que el Imperio ya no existía. Sintió vergüenza al saber que la nación se gobernaba por misma, defendiéndose tenazmente detrás de las murallas de París. ¡Y él había huído!... Meses después, los sucesos de la Commune le consolaron de su fuga.

No gobernó mucho tiempo Alfonso por su hermano Manfredo, que murió de allí á poco. Entonces Don Fadrique envió á decir á la compañía, que admitiesen por su Príncipe y Señor al mismo Alfonso que los gobernaba. Con esto los Catalanes, y Aragoneses quedaron del todo contentísimos, y tuvieron por seguro su Estado, pues habia de asistir con ellos su Príncipe.

Debe decirse, tocante a las facultades intelectuales del señor Centeno, que su cabeza, en opinión de muchos, rivalizaba en dureza con el martillo-pilón montado en los talleres; no así tocante a las de Señana, que parecía mujer de muchísimo caletre y trastienda, y gobernaba toda la casa como gobernaría el más sabio príncipe sus Estados.

Franz Nissen era un hombre muy serio; gobernaba siguiendo el rumbo con una precisión admirable; sólo cuando las olas ofrecían peligro por su magnitud, se ocupaba de ellas. La brújula estaba delante de la toldilla, a la vista del timonel. Era una bitácora grande, con caperuza de cristal y dos lámparas de cobre a los lados para iluminar la rosa de noche.

En 1896, al estallar el movimiento emancipador, Rizal fué desterrado a España; pero, sin consentirle desembarcar en Barcelona, el mismo buque le reintegró a la capital del Archipiélago. Gobernaba las islas el general Polavieja. Bajo tales auspicios se formó a Rizal un consejo de Guerra que decretó su fusilamiento, realizándose éste en la mañana del 30 de Diciembre de 1896.

Ni por esas. Mientras más consuelos le daba Belén, más inconsolable estaba la otra, y más caudaloso era el río de sus lágrimas. Sor Antonia, la madre que gobernaba allí, se despertó, y para disimular su descuido, dio una fuerte voz, sin incomodarse mucho con las durmientes y añadiendo que hacía un calor horrible.

Palabra del Dia

rigoleto

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