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Actualizado: 5 de mayo de 2025
Después del rey nadie tiene más altos deberes que tú. Modelo debes ser, en virtudes y sentimientos, de tanto hidalgo indigno de su prosapia y de tanto plebeyo blasonado por el dinero y la vanidad. No olvides jamás lo que a ti mismo te debes, y a tus gloriosos predecesores.
Todos, según nuestra fe, hemos de resucitar con carne, y los cuerpos de los bienaventurados han de ser muy hermosos y gloriosos. Lo primero que manda Dios al hombre y á la mujer es que crezcan, se multipliquen y llenen la tierra. ¿Cómo, pues, ha de suponerse que Dios condena el amor sexual cuando ordena que nos multipliquemos?
Embebido en mis pensamientos me sorprendí varias veces a mí mismo riendo como un pobre de mis propias ideas y moviendo maquinalmente los labios; algún tropezón me recordaba de cuando en cuando que para andar por el empedrado de Madrid no es la mejor circunstancia la de ser poeta ni filósofo; más de una sonrisa maligna, más de un gesto de admiración de los que a mi lado pasaban, me hacía reflexionar que los soliloquios no se deben hacer en público; y no pocos encontrones que, al volver las esquinas, di con quien tan distraída y rápidamente como yo las doblaba, me hicieron conocer que los distraídos no entran en el número de los cuerpos elásticos, y mucho menos de los seres gloriosos e impasibles.
Todo esto es, a la verdad, inaudito, y el aplauso y la boga que tales libros alcanzan en una nación tan civilizada como Francia, indican bien claro cuán aceleradamente van retrogradando los estudios estéticos, que parecían llamados a tan gloriosos destinos después del impulso que les imprimió la mano titánica de Hegel.
El grande hombre inspiró lástima á Desnoyers. Hacía esfuerzos por conservar su serenidad estoica de padre á estilo antiguo, recordaba á sus ascendientes gloriosos y á todas las figuras heroicas de la República romana.
En tan gloriosos días levantáronse Balintawak, Santa Mesa, Kalookan, Kawit, Noveleta y San Francisco de Malabon, proclamando la independencia de Filipinas, seguidos, á los cinco días, por todos los demás pueblos de la provincia de Cavite; sin que para ello existiera concierto prévio para ejecutar el movimiento, atraídos sin duda alguna por el noble ejemplo de aquellos.
Ni separa ni desune. Su cristiano testamento fué la síntesis suprema de la unión espiritual de dos pueblos que son uno, por la Fé y el Pensamiento; que son uno en los amores y en el verbo de Rizal. Y asi fué. Cuando caía de los mástiles gloriosos la bandera que la cuna de Rizal empavesó, el espíritu hermanado de dos pueblos generosos en la mente libertaria de Rizal nidificó.
El poeta, presentando el ejemplo de paladin de Roncesvalles, y evocando los gloriosos nombres de Carlo Magno, de Oliverio y de Turpin, logró inflamar el entusiasmo de los normandos, escitándolos á vencer ó morir, y por eso vencieron, repitiendo en coro la «Cancion de Rolando». Dán testimonio de esto el poeta Wacé, y los historiadores Guillermo de Malmesbury, Mateo de Paris, Ralph Hyden, Alberico y Mateo de Westminster.
La tribuna de la alicama y la cámara de la limosna debieran ser fecundas en recuerdos; pero no nos los han trasmitido los historiadores árabes, tan minuciosos en otras cosas; y los únicos hechos gloriosos que á estas construcciones podemos hoy referir, estan tan identificados con la triste época del decaimiento del poderío árabe en España, como la misma mudanza de estilo que en ellas se advierte comparándolas con las obras arábigo-bizantinas de la época anterior.
La afición, pues, al regalo, á la pompa, á ciertos refinamientos y elegancias y al dinero que lo proporciona todo, no deja de ser natural que se haya infiltrado en las almas de los decaídos sucesores de Francisco Javier, de Francisco de Borja, y de tantos y tantos gloriosos misioneros, confesores y mártires de la fe de Cristo.
Palabra del Dia
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