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Los pueblos de la provincia celebraban las fiestas del santo patrón con capeas de toros corridos, y allá marchaban los pequeños toreros, con la esperanza de poder decir a la vuelta que habían tendido el capote en las plazas gloriosas de Aznalcollar, Bullullos o Mairena.

Luego se había ordenado, se hizo fraile, estuvo en Filipinas; finalmente, se secularizó y vivía en Lancia como capellán suelto. Mientras la guerra no se habían conocido. Cuando se encontraron en Lancia quedaron unidos con indisoluble amistad por la identidad de ideas, por el recuerdo de las gloriosas batallas a que asistieron... y por la ginebra.

D. Alejandro O'Reilly en 1774; cuando después de tan gloriosas jornadas se le han podrido a uno las nalgas sentado en la portería de la oficina del Detall y Cuenta y Razón del arma de Artillería, viendo entrar y salir a los señores oficiales, y haciéndoles un recadito hoy y otro mañana, bien se puede alzar la cabeza y tener una opinión sobre cosas militares.

Veo con dolor repuso lord Gray jovialmente que en el rostro de usted, Sr. de Congosto, están escritas con parches y ungüentos las gloriosas páginas de la expedición al Condado. Milord exclamó el héroe con ira , no es propio de un caballero zaherir desgracias motivadas por la casualidad. Antes que hacer tal cosa examinaría yo mi conciencia por ver si está libre de faltas.

La grandeza á que se habia elevado la monarquía aragonesa con las gloriosas conquistas de Sicilia y Cerdeña, contribuyó á que esta coronacion fuese mas lucida que las que precedieron, y no influyó poco así mismo el haber reglamentado estas ceremonias el Sr.

Las noticias referentes á sus hijos no resultaban menos gloriosas. El mayor era el sabio de la familia. Se dedicaba á la filología y las ciencias históricas; pero su vista resultaba cada vez más deficiente, á causa de las continuas lecturas. Pronto sería doctor, y antes de los treinta años Herr Professor.

Atacaba siempre á la cabeza de sus hombres, y de casi todos los combates salía herido. Pero eran heridas «de suerte», como dicen los soldados, que dejaban en su cuerpo gloriosas señales sin destruir su vigorosa salud. Viéndose solo en París, donde únicamente podía contar con la admiración de algunas viejas legitimistas del faubourg San Germán, se marchó á Viena.

¡Si hubieras visto qué ojos! ¡Lo mismo que dos frutas De un lomboy que tuviera las ramas perfumadas! ¡Y qué labios de rosa! ¡Y qué gloriosas rutas Y líneas las del cuerpo de carnes encantadas! Y se llamaba Flora, como la primavera, Y su voz como el canto de los pájaros era, Y sus cabellos negros y largos, y su frente...

El atlético mocetón, al despojarse por la noche de las chaquetas rayadas y gloriosas, no podía menos de adornar la solapa de su smoking con botones y banderitas de los clubs deportivos. Al ver a Fernando, rio con expresión maliciosa, mostrando su aguda dentadura, abundante en áureos rellenos. ¡Qué señora Mrs.

Hubo momentos en que su novel confesor pensaba estar escrutando el alma de una santa; hasta tal punto semejaban los ímpetus, los anhelos místicos de aquella joven a lo que tenía leído en la vida de Santa Teresa, Santa Catalina de Sena y otras gloriosas madres de la Iglesia. El relato de las penitencias con que se mortificaba le impresionó vivamente y le hizo formar de ella un concepto elevado.