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Actualizado: 23 de mayo de 2025


»Yo decía: «, Dios mío, me marcharé con él, me marcharé». Momentos de alegría loca sucedían a otros de tristeza más negra que el purgatorio. Glorias e infiernos se sucedían rápidamente unos tras otros dentro de mi pecho. Dudaba, deseaba y temía, hasta que un día dije: « que me condenaré, pero no me importa condenarme...», y después me ponía a llorar pensando en la deshonra de mi familia.

Butrón tomó la palabra, extendiendo la peluda mano: Respondo de María Villasis dijo enérgicamente . Lo que dices es cierto, Beatriz; pero la pifia de Bravo Murillo la enmendé yo mismo... María acudió entonces a muy alarmada, pidiendo explicaciones categóricas, y yo la prometí solemnemente que la Restauración conservaría a todo trance la unidad católica como la joya más preciada de las glorias de España.

El resultado fue que llegó a creerse elegido por Dios para continuar la tradición de las glorias inolvidables. Suprimió de su campo mental lo mediano, lo prolijo, lo paciente.

Calderón expresa de este modo su veneración hacia Lope de Vega: Aunque la persecución De la envidia teme el sabio, No reciba de ella agravio, Que es de serlo aprobación: Los que más presumen, son, Lope, á los que envidias das, Y en su presunción verás Lo que tus glorias merecen, Pues los que más te engrandecen Son los que te envidian más.

Sentimos en torno nuestro el alma del mundo y el batir gigantesco de sus alas, y oímos los harmoniosos concentos de los soles, nuevamente creados, celebrando á su Hacedor al empezar su carrera, y anunciando las glorias del Eterno.

Así fue conociendo Ramiro la ciudad con sus arrabales y contornos. Era una revelación incesante para sus ojos hastiados del cuadro monótono del caserón. El afán diverso de la vida invadió bruscamente su espíritu. Además, las fieras murallas le hablaron un lenguaje legendario y heroico, y los templos, con sus graves sepulcros, le dijeron las glorias del hombre y el orgullo de los linajes.

Lo cierto es que entonces se escribieron en Persia lindísimos poemas descollando sobre todos el colosal de Firdusi, titulado Libro de los Reyes. En él renacen y viven idealmente las glorias del Irán y sus seculares luchas, en defensa y para difusión de la luz, contra los turaníes, propugnadores de las tinieblas.

Y aunque así no fuera: ¿De qué valían las glorias y loores del mundo, de este «nido de hormigas», como lo apellidaba el inspirado religioso? ¿No era, acaso, todo ello castillo de cañas para el fuego de la muerte? ¿Qué más valía el paso de un hombre sobre la tierra?... Cualquier frágil baratija duraba más que su dueño.

Eran casi las ocho; y apenas podia distinguir el nombre de los generales y batallas del imperio, batallas y nombres escritos en las altas paredes de aquella pirámide. No soy tan entusiasta de Napoleon como otros muchos. Le admiro más por sus desafueros y sus vicios que por sus virtudes y sus glorias: si viviera le apostrofaria vigorosamente en estas páginas.

¡Silencio! los tambores Ya la señal han dado, Y rayo de fulgores El campo ha iluminado. ¡Gloria á los inmortales Que pisan los umbrales De un mundo superior! Mirad, ya no es del alma Fantasma vaporoso, Vestidos con la palma Del mártir generoso, Despues de su caida Renacen á la vida De glorias perennal!

Palabra del Dia

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