Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 23 de mayo de 2025
Vaya, dijo doña Guiomar de todo punto disgustada y mohína, pues que de nada podéis servirme, señor Ginés de Sepúlveda, y estáis ahí inquieto y desasosegado como si asentareis sobre alfileres, idos en buen hora, y no os digo que cuando escapéis de vuestra penitencia podéis venir a visitarme como un buen amigo, porque se me antoja que mi casa ha de causaros espanto, por creerla lugar de perdición para vuestra alma.
-Señor comisario -dijo entonces el galeote-, váyase poco a poco, y no andemos ahora a deslindar nombres y sobrenombres. Ginés me llamo y no Ginesillo, y Pasamonte es mi alcurnia, y no Parapilla, como voacé dice; y cada uno se dé una vuelta a la redonda, y no hará poco. -Hable con menos tono -replicó el comisario-, señor ladrón de más de la marca, si no quiere que le haga callar, mal que le pese.
Y aquí cortara la visita doña Guiomar, y al señor Ginés de Sepúlveda dejara irse, por volver cuanto antes al jardín, impulsada por el ansia en que la tenía el haber dejado a solas y en lugar apartado y espeso a Miguel de Cervantes y a Margarita; que sobresaltada estaba la hermosísima viuda, y celosa y con toda el alma puesta en el jardín, antojándosela que oía ternezas y veía rendimientos que Cervantes prodigaba a Margarita.
¿De qué se trata? dijo un alférez de la guardia española que se había acercado al grupo. ¿De qué se ha de tratar, señor Ginés Saltillo, sino de un acontecimiento extraordinario? contestó un comediante. ¡De un escándalo! añadió un poeta. ¡De una enormidad! recargó un tercero. ¿Pero qué milagro, qué escándalo y qué enormidad son esas?
Señor caballero, si tiene algo que darnos, dénoslo ya, y vaya con Dios, que ya enfada con tanto querer saber vidas ajenas; y si la mía quiere saber, sepa que yo soy Ginés de Pasamonte, cuya vida está escrita por estos pulgares.
De como hubiera hecho muy bien doña Guiomar en no acudir a la visita que le hizo el señor Ginés de Sepúlveda.
-Para servir a Dios y al rey, otra vez he estado cuatro años, y ya sé a qué sabe el bizcocho y el corbacho -respondió Ginés-; y no me pesa mucho de ir a ellas, porque allí tendré lugar de acabar mi libro, que me quedan muchas cosas que decir, y en las galeras de España hay mas sosiego de aquel que sería menester, aunque no es menester mucho más para lo que yo tengo de escribir, porque me lo sé de coro.
Ya sabes que el pobre Plácido se acuesta entre nueve y diez. Tiene que estar en planta a las cinco de la mañana. Como que va a despertar al sacristán de San Ginés, que tiene un sueño muy pesado. Y porque el sacristán de San Ginés sea un dormilón, ¿me he de fastidiar yo? Que entre Estupiñá y me dé tertulia. Es la única persona que me divierte. Hijo, por amor de Dios, mete esos brazos.
Es mucha, mucha mujer esa dijo una voz junto á Juan Montiño , y no me extraña que la améis. Volvióse el joven, y vió junto á sí á Ginés Saltillo. ¿Quién os ha dicho que yo amo ó dejo de amar á esa señora? Y, sobre todo, ¿os importa á vos? dijo el joven, que estaba resuelto á sostener la cuerda tirante hasta que saltase. Tenéis una manera de contestar... dijo contrariado el alférez.
5 La defensora de la reina de Hungría, de D. Fernando de Zárate. 6 El mejor representante San Ginés, de D. Jerónimo Cáncer, D. Pedro Rosete y D. Antonio Martínez. 7 Ganar por la mano el juego, de Álvaro Cubillo de Aragón. 8 El primer conde de Flandes, de D. Fernando de Zárate. 9 El Hamete de Toledo, burlesca, de tres ingenios.
Palabra del Dia
Otros Mirando