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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Adelantaba yo maquinalmente a lo largo de una calle. Aquella calle era corcobada de configuración y ciega de luces. Hacía un frío de cuarenta grados y nevaba. De repente brilló una luz a lo lejos, y un cuerpo humano proyectó sobre la pared una gigantesca sombra. Y, sin embargo, lo que producía aquella sombra gigantesca era una niña. Aquella niña era una trapera.
Esta catedral nos parece gigantesca porque bajo de sus naves somos como hormigas; y sin embargo, la catedral, vista de lejos, es una insignificante verruga; comparada con el pedazo de suelo que llamamos España, es menos que un grano de arena, y sobre la superficie de la Tierra, es un átomo... nada. Nuestra vista nos hace considerar como alturas que dan el vértigo treinta o cuarenta metros.
Por su gigantesca estatura descollaba sobre los demás hombres. Ágil y fornido, los dominaba y acaudillaba. En su desesperación, no sabiendo a qué arbitrio recurrir, los tripulantes decidieron volver atrás con diferente rumbo, o para ver si hallaban alguna tierra en que remediarse, o para ver si lograban aportar al Japón o volver a la China o a la India.
Eran los espejismos del desierto que por sus formas variables é inesperadas llamaban la atención harta de los hijos del país, acostumbrados á toda clase de ilusiones ópticas. En el último término de la gigantesca cortadura abierta por el río, casi al ras de la línea del horizonte, se deslizaba un largo gusano negro con una pequeña vedija de algodón en la cabeza.
Veía en la densa obscuridad la Galería Víctor Manuel, de Milán, con su inmenso arco triunfal, boca gigantesca que parece querer tragarse la catedral; el Duomo, que se alza a pocos pasos, coronado por un bosque de estatuas y caladas agujas.
Hasta que se ve esta apoteosis gigantesca, no se tiene una idea exacta del pintor, conde y diplomático á la vez; pero en quien el pintor vale más, mucho más que el diplomático y que el conde. Los cuadros enormísimos de aquella divinizacion artística, llenan las paredes de toda la sala.
De tal modo arreciaron la metralla y la fusilería enemiga, que casi toda la primera fila del valiente regimiento de Órdenes cayó, cual si una gigantesca hoz la segara. Pero sobre los cuerpos palpitantes de la primera fila pasó la segunda, continuando el fuego. Como si los tiros franceses persiguieran con inteligente saña las charreteras, el regimiento vió desaparecer a muchos de sus oficiales.
El sol se habia escondido detras de la mole gigantesca de ásperas montañas que se extienden desde el grupo de Giswylerstock hasta el cerro de Pilatos.
El portero Atanasio vió pasar rápidamente una gigantesca forma blanca y antes de enterarse de lo que aquello significaba y de la causa del tumulto que en la escalera se oía, ya el indómito Tristán estaba lejos de la abadía y á grandes zancadas recorrió el polvoriento camino de Vernel. Los muros del antiguo convento no habían presenciado jamás escándalo semejante.
Lo mismo puede decirse de los que ocupan á la otra parte los estribos de la gigantesca cordillera y las márgenes del Guadamora, del Guadarramilla, del Guadamatilla y del Zuja, como Belalcázar, Santofimia, Hinojosa, Torremilano, Villapedroche, Pozoblanco, etc.
Palabra del Dia
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