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Actualizado: 20 de junio de 2025
¡Cuánto marido tolerante que entrega su mujer a la garra de los halcones y que se sitúa en el buffet con el sentido práctico de un convencido!
¡Hola! dijo ella con una sonrisa repugnante ; ¡hola! ¡tú, tan fuerte, y tiemblas! Tiemblo... tiemblo... Si crees que es posible sentir tu garra sobre mi piel, te equivocas. Pero, si en lugar de ese cuero negro y curtido se tratase de una mano blanca y regordeta, ya verías entonces si Kernok... Y balbuceaba, bajando involuntariamente la vista ante la mirada fija e insistente de la bruja.
Porque habéis de saber que el primer poeta de la bohemia estuvo a punto de ser ahorcado por ladrón. He aquí su gloriosa ejecutoria: una capa caída, la cuerda del ahorcado y una boca lasciva de ramera, como flor ponzoñosa de lujuria. Sin embargo, muchos académicos han metido la garra en el tesoro de Villón, sin peligro de cuerda. ¡Nefandos viceversas de la señorita Themis!
Facundo había ganado una de esas enramadas sombrías, acaso para meditar sobre lo que debía hacer con la pobre ciudad que había caído como una ardilla bajo la garra del león. La pobre ciudad, en tanto, estaba preocupada con la realización de un proyecto lleno de inocente coquetería.
Hasta en sus últimas composiciones, cuando ya no es más que un pobre viejo caduco, asoma en todas partes la garra del león. ¡Mira que La barca a pique es hermosa de veras...! ¡Hermosa, hermosa! Y al paso que caminaban se puso a recitar con un poco de énfasis las octavas de aquella famosa composición del más famoso poeta español.
La pica suelta el indio muy corrido, Y al pecho del caballo se ase y garra: El mozo, que lo vido tan asido, La daga de la cinta desamarra: Con ella fuertemente le ha herido, Y tanto las entrañas le desgarra, Que Magaluna altivo, bravo y fuerte Cayò en tierra herido de la muerte.
Preséntele usted al lado un artículo de un periódico, el más lindamente escrito y redactado; háblele usted de felicidad, de orden, de bienestar; y apártese usted algún tanto, no sea que si lo entiende, le pruebe su garra que su única felicidad consiste en comérselo a usted. El tigre necesita devorar al gamo; pero seguramente que el gamo no espera a oír sus razones.
La Regenta recordó las carracas de Semana Santa, cuando se apaga la luz del ángulo misterioso y se rompen las cataratas del entusiasmo infantil con estrépito horrísono. ¡Petra! ¡Petra! gritó. Estaba sola. ¿Adónde había ido su doncella? Un sapo en cuclillas, miraba a la Regenta encaramado en una raíz gruesa, que salía de la tierra como una garra. Lo tenía a un palmo de su vestido.
¡Luego, tras de la fila de mártires, de las que son escudo simplemente, viene la interminable de las que no son sólo escudo, sino también garra.
Y el atleta, por encima de la gente, agarraba al chiquillo con una mano que parecía una garra. Le asía del primer sitio que encontraba; elevábale hasta el nivel del santo para que besase el bronce y lo devolvía como una pelota a los brazos de su madre. Todo con rapidez, automáticamente, dejando un chiquillo para coger otro, con la regularidad de una máquina en función.
Palabra del Dia
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