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Actualizado: 8 de junio de 2025
Visto en la calle o el teatro, es un caballero elegante sin afectación, un buen mozo que parece ignorar la gentileza y gallardía de su persona; a solas con ellas, tan pronto resulta conquistador irresistible como villano medroso que desea rendirse.
Roque, admirado de la gallardía, bizarría, buen talle y suceso de la hermosa Claudia, le dijo: -Ven, señora, y vamos a ver si es muerto tu enemigo, que después veremos lo que más te importare.
Recogió sus cartas, entregándolas a un ujier para que las llevase a la estafeta, y contoneando su cuerpo voluminoso, con una falsa gallardía juvenil, salió al pasillo central, prolongación del gran mentidero del salón de Conferencias. El Excmo. Sr.
El discurso de Salmerón fue admirable... pero de lo más admirable... Aún me parece que estoy viendo aquella cara de hijo del desierto, y aquel movimiento horizontal de los ojos y la gallardía de los gestos.
A pesar de esta desconformidad, era admirablemente proporcionada, y su pequeña cabeza remataba con cierta gallardía el miserable cuerpecillo. Alguien decía que era una mujer mirada con vidrio de disminución; alguno que era una niña con ojos y expresión de adolescente. No conociéndola, se dudaba si era un asombroso progreso o un deplorable atraso.
Al verme en aquel humillante aislamiento por haber querido lucir entre patanes la gallardía de mi persona, en vez de quedarme aquí y de ser hipócrita y falsa, como vuecencia dice, me hubiera ido a Madrid, a Barcelona, quién sabe si a París, donde se entiende lo que es hermoso y elegante y se paga bien cuando se pone a la venta, y hace tiempo que viviría yo en un palacio y andaría en coche y gastaría en una semana más de lo que vale todo el caudal de vuecencia bien dividido.
El honrado comerciante, viendo que pasaban meses y meses sin que nadie le reclamase el depósito, llegó a encariñarse con él y a mirarlo como cosa propia. Pero a San Pedro Nolasco no hubo de parecerle bien quedarse sin lucir su gallardía en cuadro al óleo. Y pasaron años de la muerte de fray Venancio.
Una de las personas a quienes venía recomendada, el hijo, el marqués de Saldeoro, de cuya gallardía y proezas galantes habían llegado noticias al mismo Tomelloso, no esperaba a ser visitado por ella, sino que, dando una prueba más de su acatamiento al bello sexo, apresurábase a visitarla en tan humilde morada...
Bien está que su fe acendrada y robusta, su buen sentido natural, lo recto y nunca maleado de su razón la impidan transigir con la impiedad, aunque vaya unida a toda la gallardía de la juventud, a todo el fuego de la pasión y a todo el poder y alteza del ingenio. Pero ¿era preciso para esto hacerla tan impasible, estoica y marmórea, cuando al fin era mujer y enamorada?
Los Turcos á quien la furia y rigor de nuestras espadas no pudo oprimir en el sueño, al ruido de las armas y voces despertaron, y con la turbacion y miedo que semejantes asaltos suelen causar en los acometidos, tomaron las armas para su defensa, pero fueron pocos, divididos y desarmados, con que su resistencia fué inútil y sin provecho contra el esfuerzo y gallardia de nuestra gente, que ya lo ocupaba todo.
Palabra del Dia
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