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Actualizado: 25 de junio de 2025
Robledo creyó conveniente hablar para el restablecimiento de su amistosa cordialidad. Allá, la vida es dura, y sólo se conocen de muy lejos las comodidades de la civilización. Pero el desierto parece dar un baño de energía, que purifica y transforma á los hombres fugitivos del viejo mundo, preparándolos para una nueva existencia.
Venian con banderas blancas, y salian los criollos á recibirlos, dándoles muchos abrazos, y les instaban para que entrasen á la iglesia matriz en busca de los europeos fugitivos, y cuando no pudiesen haberlos á las manos, á lo menos se hiciesen entregar las armas que habian escondido en ella.
A mediodía pudo encontrar un pedazo de pan, un poco de queso y una botella de vino blanco en una taberna inmediata al camino. El dueño estaba en la guerra, la mujer gemía en la cama. La madre, una vieja algo sorda, rodeada de sus nietos, seguía desde la puerta este desfile de fugitivos que duraba tres días. «¿Por qué huyen, señor? dijo al caminante . La guerra sólo interesa á los soldados.
Yo dispararé dijo la muchacha. Se volvieron a hacer frente, porque los hombres de la partida se iban acercando. Silbaban las balas. Se veía una nubecilla blanca y pasaba al mismo tiempo una bala por encima de las cabezas de los fugitivos. El extranjero, la señorita y Martín se guarecieron cada uno detrás de un árbol y se repartieron los cartuchos.
Despidiólos Bozmediano muy cordialmente y un tanto conmovido, y partió el coche por la ronda para tomar la carretera de Aragón. Tantas precauciones no eran inútiles, y es seguro que sin ellas habrían tenido los fugitivos un mal encuentro, y quizás alguna desventurada aventura que hubiera desviado las cosas del buen camino que llevaban.
Los oficiales, detrás de los fugitivos, les golpeaban con los sables de plano, y como los tiros les iban a los alcances, acabaron huyendo con tanta precipitación como orden habían empleado a su llegada. Materne, de pie en lo alto del talud y acompañado de cincuenta hombres, blandía la carabina y reía con la mayor satisfacción. En la parte inferior de la rampa se arrastraban masas de heridos.
Acometió de improviso la desarmada muchedumbre, alanceó, mató, desgarró las mal heridas victimas bajo los pies de sus caballos, mandó clavar vivos en las orillas del rio á trescientos prisioneros. No estuvo contento aun: los fugitivos se habian retirado al arrabal: entregó por tres dias el arrabal á merced de sus soldados.
Ortiz y sus valerosos guardias persiguieron á los fugitivos durante algún tiempo, y cuando regresaron al sitio de la acción, hallaron á Gregorio Surín que con seis de los suyos, se había rendido á un indivíduo llamado "Pancho" Jaba, que había servido de práctico á las tropas leales.
Llega la noticia de que el rey de León prepara una guerra contra los moros para apoderarse de los dos fugitivos, creyendo que se han refugiado ocultamente en la corte del rey de Córdoba.
Llegaron al piso bajo y estaban orientándose para llegar á la cocina, que tenía una puerta al patio, cuando del lado del vestíbulo, hacia la derecha, se oyeron unos pasos. Los fugitivos se detuvieron en un rincón y Mauricio miró en aquella dirección y murmuró: ¡Es Bobart! Herminia sintió un horrible temblor. El abogado avanzaba con una linterna en la mano y su inevitable escopeta en bandolera.
Palabra del Dia
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