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Actualizado: 17 de septiembre de 2025
Ahora bien, el pagaré fué presentado al vencimiento y remontando de firma en firma hasta el primer endosante, ¿qué se encuentra? Á Jacobo la Freneuse! Es, pues, evidente que recobró el billete después del crimen, y hasta es probable que sólo le cometiera para apoderarse de ese documento.
Conocía ya su estado moral, pues el secretario se lo había descrito claramente; pero ¿cuál sería su estado físico? ¿Cómo habría soportado la terrible prueba de la vida común con tantos bandidos? ¿Qué habría sido, después de dos años, del hermoso Freneuse? ¿Habría persistido el vigor en aquel cuerpo sometido á repugnantes trabajos, á privaciones de alimento y á un clima mortífero? ¿No le habría minado y destruído la pena? ¿Llegaría á tiempo la salvación?
No temo ahora confesarlo, porque tengo la conciencia de ser tan adicto á ustedes, que habrán de perdonarme fácilmente un día mis debilidades aparentes. La señora de Freneuse escuchó con aire sombrío las explicaciones de Marenval.
He padecido con esta desdicha tanto como ustedes mismos, pues durante más de un año todo el mundo, en París, me ha llamado solamente "el primo de Freneuse". Hasta sé de algunas almas caritativas á quienes no faltaba nada para insinuar que yo también merecía ir á presidio. Y todo ¿por qué?
Pero el noble bretón, reflexivo, tranquilo y tenaz, desde el momento en que cerró su convenio con Marenval no tuvo más que un pensamiento: conseguir lo que se habían propuesto. Desde el día siguiente se puso en campaña. Hacía dos años que tenía casi olvidado á Sorege, pues su intimidad con él cesó naturalmente en cuanto la condena de Freneuse hizo desaparecer el lazo que les unía.
Un suceso misterioso, todavía inexplicable para mí, había producido la prisión, el procesamiento y la condena de mi compañero de la juventud, de Jacobo de Freneuse... ¡Sí! nos acordamos de aquel deplorable asunto, dijo Chambol, y aun creo que Marenval era algo pariente ó aliado de la familia de Freneuse y que este pobre amigo estuvo muy afectado por el escándalo horrible que produjo el proceso.
Demasiado... y toda esa locura que le ha perdido, era heredada de su padre. ¡El difunto señor de Freneuse era terrible! Usted le ha conocido en sus últimos años. ¡Ah! señor, se puede decir que la pobre señora no ha tenido grandes atractivos en la vida. Si la señorita María, que es una santa, no la hubiera compensado con su dulzura y su amabilidad, la señora hubiera sido una verdadera mártir.
No me hagan ustedes decir lo que no pienso, replicó vivamente la señorita de Freneuse. De ningún modo querría dañar en vuestro concepto al conde de Sorege. Tiene un carácter que no me agrada; no hay más. ¿Y qué carácter es el que usted le atribuye? Se mostraba altanero y burlón, y á mí me cuesta trabajo soportar ese modo de ser. Calculaba fríamente y no obraba jamás á la ligera.
Hay entre mis conocimientos muy malas lenguas que critican todo lo que se hace sin su intervención... Se ha criticado mucho mi proyecto de matrimonio con el señor de Sorege y como no se encontraba nada reprensible en su conducta, han recurrido á la de sus relaciones... De este modo he tenido que conocer ese desgraciado asunto de Freneuse.
Marenval miró á la joven con enternecimiento. Sí, ya sé, María, que usted no ha transigido y ha desterrado de su corazón á todos los que no hicieron causa común con usted en aquellas terribles circunstancias. Anoche hablé con un hombre que amaba á usted tiernamente y al que usted alejó sin piedad... La fisonomía de la señorita de Freneuse se puso sombría.
Palabra del Dia
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