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Actualizado: 16 de junio de 2025


Y bien, Celestina dijo Francisca, San Pablo es un gran santo... , señorita respondió respetuosamente Celestina, que pareció mirar a Francisca con mejores ojos. No es como ese inocente... ¿Qué inocente? interrogó Francisca asombrada. Ya te contaré eso dentro de un momento dije.

Sabes, Magdalena, que eres una buena persona y que te quiero mucho terminó dando una carcajada. No es muy halagüeño que digamos el cumplimiento de Francisca, y de otra no le aceptaría, seguramente; pero está convenido que Francisca puede decir todo lo que se le pone en la cabeza.

En fin, tales eran los disparates que salían de su boca, que me veré obligado, para evitar explicaciones enojosas, a sustituir sus frases con las usuales, cuando refiera las conversaciones que de él recuerdo. Sigamos ahora. Doña Francisca, haciéndose cruces, dijo así: «¡Cuarenta navíos!

Francisca Martí, viuda de Francisco Martí, alias verdera negociante de oficio; natural y vecina de esta Ciudad, de edad de cincuenta y ocho años; reconciliada y presa segunda vez por judaizante relapsa: salió al Auto con insignias de relajada, coroza, Capotillo de llamas y Cruz verde en las manos; oída su sentencia con méritos, fue relajada al brazo seglar con confiscación de bienes, por hereje, apóstata, judaizante, relapsa, convicta y confesa.

A los quince días de instalarse Doña Francisca en la calle de Orellana, juzgó la mandona que más eficaz sería su poder y mejor gobernada estaría la familia viviendo todos juntos: general y subalternos.

Hombre, tanto como de millones, no creo... Diré a usted: mi parte en la herencia, como la que también disfruta Doña Francisca Juárez, no pasa de una pensión, cuya cuantía no sabemos aún a punto fijo. Pero podré darle a usted dentro de poco noticias exactas. ¿Por casualidad es usted periodista? No, señor: soy pintor heráldico. ¡Ah!

En 1634 casó a su hija Francisca, única que le quedaba de las dos que tuvo, con su discípulo Juan Bautista del Mazo, quien según parece, nunca más volvió a apartarse de él, siendo tan diestro en copiarle, que muchos lienzos suyos están todavía en museos y galerías atribuidos al maestro.

La otra se mostró conforme con esta esplendidez, por no chocar, y se puso a hacer la cena. Taciturna estuvo hasta la hora de acostarse, y Doña Francisca se incomodó con ella porque no la entretenía, como otras veces, con festivas conversaciones.

Limosnas mensuales, cuánto. Después lo paso todo al Mayor, donde se puede saber, día por día, lo que gasto, y hacer el balance... Usted calcule: si Francisca hubiera hecho balance, no estaría como está. Cierto, señor, muy cierto. Y yo le digo a la señora que haga balance, que lleve todo por apuntación, lo que entra como lo que sale.

Creo que habría que nombrarlas todas para no cometer error. ¿Qué solterona no ha contribuido al bien de la familia o de la sociedad?... La señorita Bonnetable aseguró Francisca. Silencio, Francisca, exclamó la abuela. El carácter de la señorita Bonnetable no le impide ser muy buena en el fondo.

Palabra del Dia

vorsado

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