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Actualizado: 11 de julio de 2025
Aunque la capilla mayor, como queda dicho, estaba ya cubierta, el crucero y el coro iban sumamente atrasados, pues por falta de caudales y por diversas dificultades propuestas sobre la firmeza del edificio, no tenia cerrado de bóveda mas que el brazo del Evangelio, y lo demás no pasaba de las cornisas.
Sentía vergüenza al recordar las palabras que había escrito en la tarde anterior, imitando la firmeza de los héroes wagnerianos. «Y cuando estemos alejados, ¿quién podrá separarnos?...» Un solo día había bastado para que olvidase sus juramentos.
Entre tú y yo la balanza está perfectamente equilibrada. Pero, Ester, el hombre que nos ha agraviado á los dos vive. ¿Quién es? No me lo preguntes, replicó Ester mirándole al rostro con firmeza. Eso nunca lo sabrás. ¿Nunca, dices? replicó el médico con una sonrisa amarga de confianza en sí mismo. ¿Nunca lo sabré?
Además, les intimidaba con un respeto casi religioso aquella sonrisa que, según pensaba Zarandilla, «parecía venir de otro mundo», y la firmeza de sus negativas, que no daba lugar a nuevas insistencias. Cuando Salvatierra vio sus ropas casi secas, abandonó el capote y se las puso. Después se dirigió a la puerta, y a pesar de que seguía lloviendo quiso ir a la gañanía, en busca de su compañero.
Que sí, que no eres más que femenina te digo... y todas tus hermanas lo mismo. ¡Házmelo bueno arrastrao! ¡házmelo bueno! Cuando quieras replicaba él con firmeza, y añadía con énfasis: Y tu madre igual... ¡Á mi madre no la toques, sin vergüenza porque vamos á salir mal! ¡Todas! ¡todas lo mismo! replicaba Antonio con el mayor desprecio, volviéndose á los circunstantes que estallaban de risa.
Y en la veloz carrera Flameaba la bandera Del ínclito Escuadron, Y al ver la artillería Su gefe le decía: «Soldados, al cañon!» Mas ¡ay! bala traidora De pronto silvadora Su pecho traspasó; Y con ferrea pujanza Apretando la lanza Moribundo cayó. Alzando la cabeza Repite con firmeza: «Avance el Escuadron! «Este es mi adios postrero... «Yo por la patria muero... «Soldados, al cañon!»
Nancy sintió entonces una agitación interior que no pudo dominar la firmeza de su propósito al ver adelantarse al señor Godfrey Cass para conducirla a su sitio colocado entre el suyo y el del señor Crackenthorp; mientras que Priscila fue invitada del otro lado, entre su padre y el squire.
La señorita Margarita con los ojos fijos sobre la cima de los árboles que bordaban el camino, me dijo entonces con irónica altivez: ¿Será menester pedirle perdón? Ciertamente, señorita respondí con firmeza si alguno de los dos tiene que pedir aquí perdón, sería usted seguramente: usted es rica y yo soy pobre; usted puede humillarse... ¡y yo no! Hubo un momento de silencio.
Esta eminente señora había conseguido con una saludable energía que su marido no arruinase a la familia y los echase a todos por puertas. Antes que desbaratase su hacienda logró que se le privase judicialmente de la administración de los bienes y se le encomendase a ella. No es fácil representarse la firmeza con que doña Brígida empuñó las riendas de la casa.
Te has olvidado aquí el dinero dijo alargándole otra vez la cartera. No me he olvidado. Es para tí también. ¿Para mí? exclamó él poniéndose pálido. ¿No lo quieres? preguntó ella con timidez poniéndose encarnada. No; no lo quiero replicó él con firmeza. Clementina no se atrevió a insistir. Tomó de nuevo la cartera, sacó de ella los billetes y la volvió a entregar al joven.
Palabra del Dia
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