Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de julio de 2025
Fueron de parecer #los gitanos de ir a Sevilla, pero# la abuela de Preciosa dijo que ella no podía ir a causa que los años pasados había hecho una burla en Sevilla a un gorrero llamado Triguillos, muy conocido en ella, al cual le había hecho meter en una tinaja de agua hasta el cuello, desnudo en carnes, y en la cabeza puesta una corona de ciprés, esperando el filo de la media noche para salir de la tinaja a cavar y sacar un gran tesoro que ella le había hecho creer que estaba en cierta parte de su casa.
De entre esta tierra estéril, derribada, destos terrones por el suelo echados, las almas santas de tres mil soldados subieron vivas a mejor morada, siendo primero, en vano, ejercitada la fuerza de sus brazos esforzados, hasta que, al fin, de pocos y cansados, dieron la vida al filo de la espada.
Rojas llevaba su caballo de las riendas, y lo dejó en el mismo sitio donde Ricardo había dejado antes el suyo. Luego subieron de rodillas y apoyándose en las manos la pendiente arenosa desde cuyo filo podían observar el rancho de la India Muerta. Al asomarse entre el ramaje, vieron á Piola sentado en el suelo, lo mismo que antes, pero solo, pues Manos Duras había desaparecido.
Es aquí donde la lucha tomó sus caracteres más sombríos y salvajes; es aquí donde Monteverde, Boves, el asombroso Boves, aquella mezcla de valor indomable, de tenacidad de hierro y de inaudita crueldad, Morales, y al fin Murillo, el émulo de Bolívar, arrasaban, como en las escenas bíblicas, los pueblos y los campos y pasaban al filo de la espada hombres, mujeres, niños y ancianos.
Fernando la vio; la vio venir, con sus ojos entornados, por encima del azul del mar, como una burbuja de oro desprendida del sol, como un harapo de luz que acabó por detenerse sobre el filo de la proa, lo mismo que las imágenes divinas que adornaban las naves de los primeros argonautas.
Los de España sus aceros con ambas manos aferran, y a su filo no resisten las enemigas rodelas, y divide el mismo golpe hasta el pecho las cabezas, y parece, al descargarle, que surge de una caverna el ronco aliento, imitando esa saña, ese ardor, esa respiración del labriego, ruidosa, cuando maneja el hacha y gigante tronco desmenuza en leves leñas; y para espantar las almas abren tan cumplidas puertas que al salir, aún las más grandes se sienten harto pequeñas: todo fuego, todo llamas, lumbre todo en la contienda; las rojas chispas que al choque de los hierros centellean, los rayos de las pupilas, el ardor de la ira ciega, el resuello incandescente, el mar de sangre que humea...!
Era una hoja mellada, llena de garabatos, letreros, sapos por aquí, culebras por allí, y cubierta de moho desde la punta a la empuñadura. ¿Para qué me servía? Como no tenía filo, la cambié por un sable nuevo que me dió un sargento. ¡Y diste la espada, la espada!... exclamó la Condesa, levantándose de su asiento. La señora estaba sublime en su indignación.
De punta y de filo se hieren á izquierda, á derecha, la cabeza, el pecho: retiranse, acométense; se apartan, se agarran de nuevo; dóblanse como serpientes, embísterise como leones: á cada instante salfan chispas de los golpes que se pegan.
«Pasarán las almas, dice el Koran, por un puente llamado el Sirath, mas sutil que un cabello, mas cortante que el filo de una espada: los justos lo atravesarán con la rapidez del relámpago; los malos titubearán y caerán en el infierno abierto bajo sus piés.»
Los aguiluchos aleteaban al ver interrumpido su sueño por el arrastre de extraños cuadrúpedos que, abrumados por su giba, avanzaban por el filo de los precipicios, haciendo rodar los guijarros con sus manos desolladas, en el vacío de lóbregas profundidades.
Palabra del Dia
Otros Mirando