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Ella le felicitó sonriente y maternal por sus versos, que indudablemente no había leído, y por su drama, que no conocería nunca. Casi era un grande hombre. ¡Cómo podía imaginárselo así cuando le había visto por primera vez en París!... Además, me han dicho que es usted un grandísimo «golfo». Ojeda se inclinó sonriente, con exagerada cortesía. Y usted también, según dicen, parece un poco «golfa».

Le felicitó Ojeda agresivamente por su buena fortuna, y Maltrana, con la ceguera del hombre amado, aceptó ingenuamente estos plácemes venenosos... ; estaba contento de la vida. Alguna vez le había de tocar a él. Bien que no soy gran cosa dijo con falsa modestia; pero así y todo, alguien se ha fijado en . A veces tiene éxito la fealdad.

Cuando la joven concluía de referir cómo después del regreso de Juan había sentido el amor verdadero, el amor grande, penetrar lentamente en su alma, Jaime entró. Enterado de los sentimientos que María Teresa acababa de expresar, abrazó contentísimo a su hermana. Te felicito, mi querida Teresa; esta vez tu elección es realmente buena.

Me felicito exclamó Artegui sin menguar un ápice en seriedad . Pues, señora siguió volviéndose a Lucía , ya tiene usted aquí lo que tanto le hubiera convenido encontrar dos días hace: un amigo de su esposo, que con harta más razón, motivo y derecho que yo, puede servirla de rodrigón hasta que el señor Miranda aparezca.

Más adelante comunicó tal propósito a su director espiritual, que la felicitó; también hizo voto de castidad y ya no quiso ocuparse sino de los trabajos que se impusiera como Hija de María. Cuando su padre murió, Zoraida cumplía diez y siete años; su decisión se hizo más ardiente que nunca. Fue preciso que Eduardo interviniera acerca del confesor.

A la vez que se quitaba los guantes, y cual pudiera hacerlo un rey generoso, felicitó a Ramiro, relacionando su acción con las grandes cosas que hicieron los Aguilas, los Hoces, los Arias, los Alcántaras, en servicio de Dios y del reino; y, de tiempo en tiempo, mesándose el encrespado copete, dirigía hacia la madre una mirada sospechosa y fugaz.

¡Estas son pensaba, las herejes, las excomulgadas! Y con sus manos agitadas, temblorosas, continuaba preparando la ensalada. ¡Os felicito, señorita le dijo Bettina, por el perfecto orden que reina en vuestra cocina! Mirad, Zuzie; ¿no era así el presbiterio que deseabais?

Formaba extraño contraste la gran mesa adornada al gusto moderno, la vajilla resplandeciente, los criados de frac, con la tristeza y desolación de aquellas ruinas. Núñez lo encontró original en alto grado y felicitó calurosamente a Elena por más que no había partido de ésta la idea.

Todos tenían gran deseo de verle de cerca y de presenciar aquella comedia de la cesación de una hostilidad inveterada. El doctor Truchelet aventuró una alusión sabia á las bodas de Pirito, ensangrentadas por el combate de los Centauros y de Lapites, y felicitó á la señorita Guichard por no haber renovado las luchas de las Amazonas contra Hércules y Teseo.

La mayordoma pasó instantáneamente de la sorpresa á la alegría. ¡Oh, señor, todos lo sabíamos!... y todos ansiábamos que llegase pronto este momento. Luego abrazó y besó á Flora con entusiasmo y la felicitó de todo corazón. Que sea por muchos años. Dios y la Virgen del Carmen le , señor, larga vida para gozar el cariño de una hija tan buena y tan hermosa.