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Actualizado: 16 de mayo de 2025
Pero cuando nacemos en una época de locura continuó , debemos resignarnos y amoldarnos á ella, sin huir el hombro á la carga penosa. Tenemos el deber de sufrir para que otros sean felices después, como sufrieron los antepasados por nosotros.
Este año era el último de su carrera y dentro de dos meses será médico, se retirará á su pueblo, se casará con Juliana para vivir felices. El éxito de su licenciatura no solo era seguro, sino que lo esperaba brillante como la corona de su vida escolar.
La víspera de su muerte dijo a su marido: «¡Ay, esposo mío! ¡qué felices son los que se encuentran como yo me encuentro, habiendo hecho todo lo que se puede hacer para la paz del alma! ¿Harás tú lo mismo, si tienes que sufrir una larga enfermedad como yo?» Y luego ha dicho con mayor fuerza: «Me lo prometes, ¿no es cierto?»
Yo tengo sueños, y soñando veo felices y contentos a todos los que se han muerto. ¿Tú crees en lo que sueñas? Sí, señor. Y miro los árboles y las peñas que estoy acostumbrada a ver desde que nací, y en su cara.... ¡Hola, hola!... ¿también los árboles y las peñas tienen cara?...
Para estimular el apetito de sus compañeros, Melchor comía con exceso y rompía los silencios con observaciones más o menos felices, destinadas a reanudar la conversación y a disipar alguna sombra en el espíritu de sus dos amigos.
Sí, sí; vendré, vendré repetía el estanquero, que ya sentía prisa por marcharse: mas ella, como si quisiese sellar su amoroso contrato de un modo inolvidable, dio un salto de pantera celosa, y arrojándosele al cuello le abrazó, besándole el cerdoso bigote, al mismo tiempo que decía con la voz astutamente entrecortada por la emoción: ¡Quintín, qué felices vamos a ser!
A veces, cuando nos cuentan escenas de guerras antiguas, horribles episodios nos recuerdan lo que debió ser la vida de nuestros antepasados los trogloditas, y lo que sería la nuestra si ellos no nos hubieran preparado días más felices que los suyos.
Su marido era el objeto de sus adoraciones, en él tenia depositado su corazon, y para él únicamente vivia; el jóven archiduque pagaba este cariño á Doña Juana con todo el calor de su corta edad, y las galantes maneras de un príncipe, de suerte que la infanta se contaba por uno de esos seres mas felices, y mucho mas cuando llegó á notar que pronto iba á ser madre.
¡Somos aquí tan felices, señor duque! respondió Stein , que cualquier mudanza que hiciera en mi situación me parecería una ingratitud a la suerte.
Algunos toldos de indios fueron desbaratados, alguna chusma hecha prisionera; a esto limitáronse los resultados de aquella pomposa expedición, que dejó la frontera indefensa como antes, y como se conserva hasta el día de hoy. Las divisiones de Mendoza y San Luis tuvieron resultados menos felices aún, y regresaron después de una estéril excursión a los desiertos del Sur.
Palabra del Dia
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