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Actualizado: 29 de julio de 2025
16 de junio de 1801. Ayer he ido a Saint-Point, y estoy muy fatigada, a pesar de haber hecho el viaje mitad a pie y mitad a caballo sobre un asno. Los caminos están impracticables, y a no ser por el borriquillo, no me hubiera determinado a hacer este viaje, que ha sido, sin embargo, muy agradable, pues hemos paseado mucho.
La gente estaba fatigada de admirar el valor de Gallardo, y gozaba ahora apreciando su miedo o su prudencia, como si esto la hiciese a ella más valerosa.
Mientras el niño dormía y no se le permitía verle, y Emma, ya menos nerviosa, pero más fatigada, con un poco de calentura, volvía a su antiguo despego y lo echaba de su presencia en no necesitándole, Bonifacio se recogía a la soledad de su alcoba, y en idea contemplaba al hijo. ¡Sí, hijo, sí! se decía con el rostro hundido en la almohada . Hijo tenía que ser. Me lo decía la voz de Dios. Hijo.
Hubieran semejado dos estatuas de bronce, si no se hubiera sentido el resoplido de la fatigada respiración de los combatientes y si no se hubiera visto correr abundante sudor por sus encendidas mejillas. ¡Quién sabe cómo hubiera terminado aquel combate! Mal hubiera terminado, sin duda, si no llega precipitadamente el abad y logra al punto separarlos.
Esto que te cuento es, como quien dice, una idea. ¿No puede una tener una idea?... Cuando me muera, veremos, créetelo... el Santísimo me dirá que tengo razón... Callose fatigada, y Fortunata le impuso silencio.
Como aún me queda no sé qué escozor y desasosiego de no haber dado, a pesar de todo lo dicho, concepto cabal de la transfiguración visible y palpable que en D. Joaquín se había verificado, quiero hablar aquí de un solo perfil o toque, a fin de que por él se infiera, rastree y calcule el cambio radical de aquel hombre. Era algo miope y tenía además la vista un poco fatigada.
Luego se vió bebiendo con hombres de otros países que vestían distintos uniformes, y hasta con soldados franceses, que, á pesar de la locura general, conservaban un gesto sombrío, como hombres que aún no hubiesen acabado de despertar de una pesadilla horrorosa prolongada durante años y años. Al anochecer, la vieja se sintió fatigada.
El deshonor, la muerte, todo lo creo preferible á la miseria... Yo, que no temo los peligros, me siento cobarde al pensar en la pobreza. Moría la madre, crédula y sensual, fatigada de esperar una fortuna sólida que no llegaba nunca.
Argumentó metódicamente desenvolviendo sus ideas en serie interminable de sutiles demostraciones; estudió, examinó los pros y los contras, se lanzó con pasmosa agilidad al campo del análisis trascendental; en una palabra, rajó por los codos hasta quedar fatigada.
Adivinad... El Príncipe Romanelli... ¡Y va uno! ¿El otro?... M. de Montessan... ¡Y van dos! Eso es; sí, esos dos serían aceptables, pero nada, nada más que aceptables, y eso no basta. Por eso Bettina esperaba con impaciencia el día de la partida y la instalación en Longueval. Sentíase fatigada de tantos placeres, de tantos triunfos, de tantos pedidos matrimoniales.
Palabra del Dia
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