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Actualizado: 25 de julio de 2025
No es, pues, extraño hallar en ellas á veces invenciones tan singulares y groseras, como las que llenan las farsas y misterios de la Edad media.
Me dejó libre y me dijo furioso: ¡Basta de farsas! ó, por mi honor, que llamo y te entrego al comisario de policía... Lea ocultó la cara entre las manos y con más rubor que el que le había producido el relato del crimen, dijo sordamente: Tuve miedo... y cedí. Ante mi conciencia, esto es lo que hice más abominable... Jacobo y Lea permanecieron en silencio, inmóviles, penetrados de horror.
Naturalmente se hubo de sentir en España la falta de dramas más perfectos que las improvisadas farsas populares, desde que las primeras producciones de Encina despertaron la afición á ellas, y tanto más, cuanto que, por lo que sabemos, ningún autor español pudo satisfacerla, y las compañías cómicas, como indicamos antes, prosiguieron después en aumento.
Juan Rosenblüt , autor de un poema titulado El poeta licencioso, de varias farsas burlescas, de cuentos y otras composiciones ligeras. En ellas, como en las obras de otros escritores contemporáneos, se observa á veces singular gracejo y picante originalidad, á vueltas de burlas groseras, vulgares y de mal gusto.
Allá en las marismas de Palomares, don Víctor solía echar de menos el teatro. «¡Si el tren saliese dos horas antes, menos mal!». Frígilis no echaba de menos nada. Su devoción a la caza, a la vida al aire libre, en el campo, en la soledad triste y dulce, era profunda, sin rival: Quintanar compartía aquella afición con su amor a las farsas del escenario.
No creerás que lo he inventado yo. Para que veas que no me gustan farsas contigo; eso que te incomoda tanto, es cosa de Aurora...». Y él: «Como la coja, le arranco la lengua. Es una víbora esa mujer, una envidiosa, una intrigante. Ándate con cuidado con ella». Comentario: «De veras que estuve muy prudente. No se debe hablar mal de nadie sin tener seguridad de lo que se dice.
¿Para qué andar con farsas? No somos hijos de D. Tomás Rufete ni de D.ª Francisca Guillén. Esos dos señores, a quienes yo quiero mucho, muchísimo, no fueron nuestros padres verdaderos. Nos criaron fingiendo ser nuestros papás y llamándonos hijos, porque el mundo..., ¡qué mundo este!». La Sanguijuelera cambió bruscamente de disposición y de tono.
La ascensión de Jesucristo, que al son de timbales y trompetas se representa en la escena, cierra el auto. Las tres clases restantes de dramas de Gil Vicente contienen las piezas profanas, divididas en comedias, tragicomedias y farsas. Sería difícil señalar las razones fundamentales, que han servido para clasificar sus distintas obras en ésta ó aquélla categoría.
En la farça dos Almocreves forman el interés dramático los embarazos y apuros de un noble principal, aunque pobre, que tiene muchos criados, y no sabe de dónde sacar el dinero necesario para pagarles. Todas las farsas, de que hemos hablado hasta ahora, nos ofrecen tan sólo cuadros y situaciones aisladas, sin lazo dramático que las una.
En el mismo prólogo del Jardín del alma cristiana declara este pacto, además de las tres tragedias indicadas, los títulos de trece comedias, y farsas, escritas por él, y de diez y siete actos cuadradecimales de la Sagrada Escritura, compuestos para ser representados durante la Cuaresma. V. la nota de la pág. 319.
Palabra del Dia
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