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Actualizado: 23 de mayo de 2025
Pase usted, D. Marcelino. La tienda de D. Marcelino. Aunque mucho más clara de lo que su amo hubiera deseado á tales horas, la tienda no era, á decir la verdad, un farol veneciano. Toda su iluminación se reducía á una lámpara de petróleo colgada en el centro de la estancia sobre el mostrador.
Hablando de sus proyectos y murmurando de esta suerte llegaron hasta la puerta de casa. Después de gritarle un rato, vino el sereno a abrirles y les acompañó con el farol hasta el piso principal. Allí el criado, medio dormido aún, les entregó a cada uno la llave de su cuarto y se despidieron hasta el día siguiente.
Algo blanco, encuadrado por una ventanilla, se agitaba en su obscuro interior. La luz de un farol de gas arrancó de este bulto un reflejo irisado, un fulgor de piedras preciosas.
Sábelo Dios.» Y aleluyas y más aleluyas. En nuestra caminata arriba y abajo pasábamos por delante de una garita que me llamaba la atención, porque tenía encima un rótulo, para mí enigmático: «Lampistería.» En una de las vueltas, un hombre, con un farol, salió de la garita.
El viejo jefe de la patrulla abrió la portezuela del coche y echó la luz del farol al rostro de las viajeras. ¿Quiénes son ustedes? preguntó la superiora con presteza. Somos voluntarios de Carlos VII. Entonces que nos detengan. Estos hombres nos llevan secuestradas.
¿No habéis sido puesto en libertad? ¿No necesitáis licencia del rey para partiros esta misma noche de Madrid? ¡Ah, sí! ¡Es cierto! Pues vamos. Vamos. Esperad, esperad; allá, en aquella esquina, medio agoniza un farol delante de una imagen; vamos allí, don Juan, quiero veros el rostro. Esta fué una intimación indirecta al joven para que se dominase, para que compusiese su semblante.
Hay mas faroles en las tiendas que en la calle: esto sucede en el mismo boulevard: tan luego como se cierran las tiendas y hoteles que tienen alumbrado, las calles de Paris se ofrecen un tanto oscuras porque de farol á farol hay una gran distancia, y la luz llega con mucha dificultad.
En esto, llegaron corriendo, con grita, lililíes y algazara, los de las libreas adonde don Quijote suspenso y atónito estaba, y uno dellos, que era el avisado de Roque, dijo en alta voz a don Quijote: -Bien sea venido a nuestra ciudad el espejo, el farol, la estrella y el norte de toda la caballería andante, donde más largamente se contiene.
Cuando doña Lupe llamó a la puerta, su sobrino le abrió, y pasmose ella de que estuviera en pie todavía. «¡Qué despabilado está el tiempo!» dijo la señora con cierto retintín, que hizo estremecer al joven, limpiando súbitamente su espíritu de toda idea de independencia, como se limpia de sombras un farol cuando aparece dentro de él la llama del gas.
Algunos hombres se marchaban a pié lentamente, divididos en grupos o en parejas, escuchando a lo lejos durante largo rato el ruido del rodar de los coches en las desiertas calles, cuando ya empezaba a despuntar el día y los serenos corrían soñolientos, de farol a farol, apagando los mecheros de gas.
Palabra del Dia
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