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Actualizado: 3 de junio de 2025
Te asustas sin motivo. Apúrate; tu chal. ¡Está el tiempo más hermoso! La joven estaba acostumbrada, desde hacía tiempo, a obedecer sin replicar, y a no insistir nunca cuando el aya le expresaba el deseo de no ser interrogada. Estaba convencida de que Marta le ocultaba muchos secretos; pero creía que de eso dependía la permanencia en Orsdael, de su protectora.
Se expresaba con vehemencia, moviendo instintivamente los brazos, como hombre habituado de larga fecha a hablar en público, ardiendo con la llama del proselitismo.
La expresaba diciéndose que tal vez se alegraría de no estar tan alegre. La impaciencia y vivacidad de Bringas se manifestaban en una fiebre de intervención doméstica, en un como delirio de administración, vigilando sin ver y dirigiendo todo lo mismo que si viera. Ni un instante dejaba de promulgar disposiciones varias, y él mismo se contestaba a las preguntas que hacía.
De este modo expresaba Sola su curiosidad, no acertando a interrogar sin que preguntas mil, inconexas y atropelladas, se enredaran en sus labios, queriendo salir todas a la vez. Todo se ha previsto... afirmó con paternal reposo D. Benigno . Calma, calma.
Todo el dolor que el desengaño, que la ciencia del mal hasta aquel día inesperado iban despertando en el alma de la esposa, se expresaba en aquella frase: «Tenía miedo de pensar...» y Ferpierre, leyéndola otra vez, se afirmaba en su explicación, reconocía que la imprevista solución era lógica: ilógico, o por lo menos poco atento a los antecedentes, había estado él mismo al prever un desenlace contrario.
Pocos días después llegó del castillo un correo que venía a escape y traía para Domingo una carta enlutada, cuya lectura le anonadó a pesar del gran dominio que tenía sobre sí mismo en materia de emociones. Oliverio había sido víctima de un grave accidente. ¿De qué clase? No lo expresaba la carta, o Domingo tenía sus razones para no explicarlo más que a medias.
Pero, á pesar de esto, el rostro de doña Juana era bastante bello, dulcemente melancólico, y sobre todo expresaba de una manera marcada la conciencia que la buena señora tenía de su nobleza, que, según los doctores del blasón, se remontaba nada menos que á los tiempos de la dominación romana.
Y el terrible centauro se expresaba con una ternura idílica, con una firme virtud de sesenta y cinco años, insensibles ya á la tentación. Después de su escena con Karl, había aumentado el sueldo de éste, apelando como siempre á la generosidad para reparar sus violencias. Lo que no podía olvidar era lo de su nobleza, que le daba motivo para nuevas bromas.
Tenía los ojos azules claros; el metal de la voz, vibrante, poco agradable, hierático en su monotonía, expresaba bien el fanatismo casi inconsciente de un alma que preparaban para el convento. La rubia hermosa, con brazos de escultura griega, no entendía cabalmente lo que iba diciendo, pero adivinaba el sentido de su arenga, y le daba el tono de intolerancia y de soberbia que le convenía.
No pudiendo expresarse así, su rudeza expresaba la misma idea de este otro modo: No vuelvo más a Aldeacorba.... No consentiré que me vea.... Huiré con Celipín, o me iré con mi madre. Ahora yo no sirvo para nada.
Palabra del Dia
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