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Actualizado: 1 de junio de 2025
Contaba Robledo con el auxilio de un plano hecho por otros exploradores, en el cual se marcaban las «aguadas», únicos lugares donde los expedicionarios podían detenerse.
La isla toda recibió con júbilo á los expedicionarios; y reunidos luego en la iglesia de la villa del Norte los jefes y oficiales de la isla, los emigrados del continente y, en fin, muchos honrados y respetables moradores de Margarita, reconocieron por jefe supremo á Bolívar y como segundo al valiente general Mariño.
Estos expedicionarios no hallaron á nadie en el convento ni en sus alrededores, pero sí grandes manchas de sangre en el lugar en que dejaron dormidos á sus compañeros.....; y apelando á su vez á las represalias, pusieron fuego al Monasterio, cuya parte más monumental y preciosa quedó completamente destruída, salvándose la iglesia, el Noviciado y las habitaciones que se construyeron para albergue de Carlos V. Es decir, que pereció todo el Convento Nuevo, edificado, como dijimos, á mitad del siglo XVI.
Habrá por tanto que eliminar la mencionada relación de Navarrete, entendiendo que los individuos fallecidos en las Indias que comprende, murieron en otros viajes, no todos en el primero. Si se admitiera la defunción separadamente de los que guarnecieron la fortaleza de Navidad, los cuarenta sumados á los treinta y ocho compondrían casi el total de los expedicionarios.
Momentos después de amanecer, cuando ya el paso por aquellas breñas iba haciéndose harto difícil, les anunció temblando su guía que en la obscuridad había perdido el camino; palabras que indignaron á los arqueros más próximos, sospechosos de una traición y que á punto estuvo de costar la vida al pastor, cuando repentino toque de cornetas y tambores reveló á los expedicionarios la inmediación del enemigo.
Solo la luz es comparable a mi felicidad». Cerca, de la costa permanecieron Martí y sus compañeros hasta el día 16 que salieron con dirección a la jurisdicción de Guantánamo. Los españoles, sabedores de la llegada de los expedicionarios y de que rondaban por esos lugares, le salieron al encuentro en número de cuatrocientos hombres.
Oyóse en aquel momento el chirrido de las cadenas que bajaban el puente levadizo; los expedicionarios aclamaron á su jefe, que puesto al frente de la columna había dado la voz de marcha y Roger, besando fervorosamente el fino cendal, lo ocultó en el pecho y salió corriendo al patio.
Así se hizo al alborear el nuevo día. Los nombres de los expedicionarios eran los mismos que me había dado Facia pocas horas después de haber salido de Tablanca la expedición. A Chisco, que no estuvo presente en «las juntas», se le dio por «conforme», y se le avisó con las debidas precauciones para no alarmar a su amo.
Se hallaban los expedicionarios muy arriba en la montaña, por encima de la aldea y de la casa de «El Encinar». La luz grisácea del invierno dispersaba las nieblas matinales, y en los pliegues de la ladera se divisaba la silueta de varios cosacos mirando a lo lejos, con las pistolas en alto y aproximándose lentamente a la vieja alquería.
Cabe duda de la nave en que fueron porque ni esto se les preguntó ni lo dijeron todos al expresar desde cuándo y cómo conocían al Almirante D. Cristóbal, pero en lo último fueron explícitos, así que, apartando los que dijeron haber ido en el primer viaje aparecen sesenta, número no escaso dada la dificultad de componerlo; el de la mitad de los expedicionarios, que eran: NAO SANTA MARÍA
Palabra del Dia
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