Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 26 de junio de 2025
Estamos en campo abierto. La llanura se extiende inmensa en la lejanía, verde-oscura, verde-presada, grisácea, roja, negra en las hazas labradas recientemente. Las piezas del alcacel temprano ensamblan, en mosaico infinito, con los cuadros de los barbechos hoscos. Ni una casa, ni un árbol. Un camino, a intervalos, se pierde sesgo en el llano uniforme.
La clasifico inmediatamente y la clavo con un alfiler en mi colección: «Resignada en toda la línea. Inútil profundizar. Alma grisácea, dulce, borrosa, cuadro despintado...» Iba, sin embargo, a escuchar la conversación comenzada para comprobar mi impresión con todo conocimiento de causa, cuando Celestina introdujo nuevas visitantes: La señorita Bonnetable. La señora y la señorita Dumais.
Se hallaban los expedicionarios muy arriba en la montaña, por encima de la aldea y de la casa de «El Encinar». La luz grisácea del invierno dispersaba las nieblas matinales, y en los pliegues de la ladera se divisaba la silueta de varios cosacos mirando a lo lejos, con las pistolas en alto y aproximándose lentamente a la vieja alquería.
En esto, se abrió la puerta de don Guillén, y él mismo, en persona, destacó por obscuro sobre el cuadro de grisácea luz, sorprendiéndome en vergonzosa y vergonzante fisgonería. Estaba vestido de paisano, revuelta la pelambre, que, embebiendo el claror, le hacía halo en torno a la cabeza. Llevaba zapatillas de marroquín rojo.
La de las Maldivas, por ejemplo, es granulosa, dura, grisácea, y no uniforme; la de Sumatra tiene los granos redondos y blancos o amarillentos; la de la Luisiana es gris, y la de las Molucas y Nueva Guinea es roja, blanca o gris. Un árbol del tamaño de éste que acabamos de cortar da unos ocho quintales. ¡Qué afortunada tierra, tío!
El cabeceo suave de proa a popa, al que se habían acostumbrado todos y que pasaba inadvertido, como un movimiento necesario para la vida igual al de la respiración, se hizo por instantes más violento. El sol descendente estaba velado por una barrera de vapores; la luz era grisácea, lo mismo que la de una tarde invernal; el mar, azul obscuro, se plegaba en largas ondulaciones.
Palabra del Dia
Otros Mirando