Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 10 de junio de 2025
Las monjas y las recogidas, que al sentir el alboroto salieron en tropel a los corredores del principal y del segundo piso, prorrumpieron en chillidos. Parecía que se venía el mundo abajo. ¡Dios mío, qué bulla! Y a las exclamaciones de arriba respondía la tarasca con aullidos salvajes.
A medida que la hora fatal se aproximaba, sentíase más agitada, pero hablaba menos; su andar maquinal de un salón a otro, se aceleraba; su semblante se encendía, y sus labios no hacían sino articular por intervalos algunas exclamaciones de niña: ¡Oh mamá!... ¡mi pobre mamá!... ¡qué crueldad!... ¡qué injusticia!... ¡qué injusticia!... ¡Dios mío!
Otras muchas palabras sé continuó el rapaz , como Crenom de Dieu, sacrebleu!, exclamaciones que se dicen cuando uno esta rabioso, en vez de ¡Caracoles! ¡Canastos! Doña María se levantó de su asiento... y se volvió a sentar. ¡Cómo me querían aquellos demonios de franceses! Uno de ellos sabía español y hablaba a ratos conmigo.
Pasaba revista a los cuadros, se detenía ante el tocador, abría los frascos, palpaba las cortinas y hasta entraba en la alcoba para ver la cama, dejando escapar exclamaciones de asombro por lo bien arreglado que estaba todo y especialmente por el lustre particular de los muebles. ¡Qué cuarto tan lindo tienes, chica!... Parece una taza de plata... ¡Qué camita tan blanda y tan mona!
Grupos numerosos de hombres, mujeres y niños se dirigían al encuentro de las barcas y agitaban desde la playa sombreros y pañuelos, lanzando alegres exclamaciones y vitoreando al famoso capitán.
Adentro del carruaje, la dichosa Sol era toda exclamaciones: jamás, jamás, en su vida de huérfana pobre, había visto Sol correr los ríos, vestirse a los bosques fuertes de campanillas moradas y azules, y verdear y florecer los campos.
Cada pase de muleta iba acompañado de exclamaciones de entusiasmo y gritos de inquietud. Las astas pasaban junto a su pecho; parecía imposible que saliese sin sangre de las acometidas del toro.
En los Cuarenta y cinco, estos recuerdos provocaban siempre grandes risas. ¡El toro español!... ¡Fierecitas a él!... Y había en sus gozosas exclamaciones una expresión de orgullo nacional, como si el arrogante valor de la fiera española significase igualmente la superioridad de la tierra y de la raza sobre el resto del mundo.
Su conversación estaba siempre como salpicada de estas dos exclamaciones: ¡Qué mundo éste! ¡Lo que ve el que vive! La chacha Victoria se sentía como hastiada y fatigada de haber visto tanto, y eso que sus viajes no se habían extendido más allá de cinco ó seis leguas de distancia de Villabermeja. Una pasión, que hoy calificaríamos de romántica, había llenado toda la vida de la chacha Victoria.
Hizo pues el sacrificio de la cena y del baile y no se durmió aquella noche. ¡Sonoras exclamaciones de espanto, de indignacion, fingir que el mundo se había venido abajo y las estrellas, las eternas estrellas, chocaban unas con otras! Despues una introduccion misteriosa, llena de alusiones, reticencias..., luego el relato del hecho y la peroracion final.
Palabra del Dia
Otros Mirando