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Actualizado: 11 de junio de 2025
Y se compuso para descansar, no sin antes sacar una mano fuera de la manta y agarrar fuertemente a su padre por una manga con objeto de que no le burlase en su justa pretensión. El viejo esperó pacientemente algunos minutos. La inusitada tranquilidad de la casa excitó su curiosidad; con la mano desasida y sin levantarse, abrió cautelosamente la puerta y atisbó hacia la sala.
Esto, como es consiguiente, creó luchas y excitó los ánimos, no por la idea del bautismo, sino por la división que surgía su aplicación. La dulzura del Padre San Vítores y la fuerza de sus convincentes argumentos pudieron desvanecer este primer conflicto, viendo en ello dar al cristianismo el primer paso á la unión de clases.
La mañana encendida de sol, muy alto ya, reverberaba de luz, y el calor excesivo prometia para muy pronto cambio de tiempo. Después de trasponer la loma, los caballos vieron de pronto a las vacas detenidas en el camino, y el recuerdo de la tarde anterior excitó sus orejas y su paso: querían ver cómo era el nuevo alambrado. Pero su decepción, al llegar, fué grande.
Cuando Schlegel escribió su incomparable y elocuente lección XIV, que, así como excitó en todos universal interés, así también movió al autor de esta obra á examinar con singular predilección las de las musas de Castilla, la literatura española yacía abandonada de la manera más incomprensible, desde muchos años antes, sin existir otro medio, para llegar principalmente al conocimiento de las obras dramáticas, exceptuando las comedias de Calderón, varias veces reimpresas; sin haber otro medio, repetimos, que la colección escasa y defectuosa de La Huerta, y no inspirada tampoco por un verdadero sentido poético.
Este ejemplo excitó á las autoridades de Madrid á levantar nuevos edificios de igual clase en los sitios, en donde existían los dos corrales de la Cruz y del Príncipe.
Viendo a Pachín, uno muy antiguo en la casa, con aquel extraño uniforme, Gonzalo se había reído a grandes carcajadas, lo que excitó la bilis de su esposa.
Entonces sí demostró que en el fondo de su ser existían instintos y sentimientos maternales; entonces sí que abrazó y besó con efusión tiernísima a la hija que había llevado en sus entrañas... Y tanto se excitó, que temiendo le diera un síncope, quitáronle de los brazos a la nena. «Sí, que te lleven, que te quiten de mi lado... No merezco tenerte... Me tienes miedo, rica... Como que cuando seas mañosa, no te dirán 'que viene el coco', sino 'que viene tu madre'. ¡Ay, qué pena!... Pero estoy conforme.
Aprobó Miquis cumplidamente estas ideas y con toda energía excitó a su amigo a probar las escasas dulzuras de esta corta vida, ya que sin quererlo tenemos siempre entre los labios sus amarguras, y pues la ocasión de ser dichoso no se presenta siempre, aprovéchese cuando viene, que tiempo hay de sobra para privaciones, disgustos y penas.
La impresión que Clementina le causaba no era la misma de respetuosa devoción que antes de haber trabado de tan singular manera conocimiento con ella. Pepe Castro, así que le vió en las butacas, comenzó a mirarle con fijeza tratando sin duda de analizarle. Como es natural, esta sospecha no le excitó a mirarle con más simpatía.
Esto se preguntaban todos los ojos y esto excitó todas las curiosidades, mientras los doce Grandes que aún quedaban por cubrir leían sus discursos y terminaba la ceremonia. Levantóse al fin el rey, y con la cabeza descubierta dio una vuelta a la antecámara, hablando y saludando a todos los Grandes.
Palabra del Dia
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