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Las objeciones que le hizo Azara sobre esta parte de su memoria le parecieron tan convincentes que le obligaron a refundirla en un nuevo escrito, que tituló: Disertación que trata del estado decadente en que se hallan los pueblos de Misiones, con los medios convenientes a su reparación.

La salud de los vecinos de la buena ciudad de Boston, por lo menos en lo que se refiere á la medicina, había estado hasta entonces confiada á la tutela de un anciano diácono y farmacéutico, cuya piedad y rectitud eran testimonios más convincentes en favor suyo, que los que podría haber presentado bajo la forma de un diploma en regla.

Esto, como es consiguiente, creó luchas y excitó los ánimos, no por la idea del bautismo, sino por la división que surgía su aplicación. La dulzura del Padre San Vítores y la fuerza de sus convincentes argumentos pudieron desvanecer este primer conflicto, viendo en ello dar al cristianismo el primer paso á la unión de clases.

Debemos hacer mención expresa del famoso poema del Cid, el más antiguo y original monumento de la lengua y poesía castellana, cuya composición se fija de ordinario con alguna certeza á mediados del siglo XII. Algunos creen que eran semejantes á esta poesía los cantos asturianos populares y heróicos más antiguos , escritos en versos, compuesto cada uno de otros dos, parecidos á los de los Nibelungen y primeras obras rimadas provenzales, y á los de las poesías posteriores de Apolonio de Tiro y de Alejandro el Magno . Esta opinión no se funda, sin embargo, en razones convincentes.

Á los pocos días de hallarse aquí comenzó á galantearla, según se dice, un joven de esta población llamado Octavio Rodríguez, bastante simpático é inteligente, pero de escasísima instrucción. Dícese también que la condesa no tardó en corresponder al amor del joven, dándole de ello pruebas convincentes.

Sus manos parecían alas, sus ojos luciérnagas; su voz meliflua e insinuante atraía simpáticamente y tenía un vocabulario propio, que el mismo Molière habría envidiado para dotar con él a las mujeres sabias. Gran patriota, había tomado parte en la revolución de septiembre y en Cepeda, cuyos episodios narraba noche a noche explicando las causas más remotas del desastre con razones convincentes.

Por el contrario, había por lo menos media docena de testigos que estaban prontos para dirigirse al juez Malam para llevarle pruebas mucho más convincentes que ninguna de las que el tabernero podía dar.