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Actualizado: 2 de julio de 2025
Francia e Inglaterra estuvieron un siglo aprendiendo de nuestros marinos el arte de navegar; Holanda y Portugal no hicieron sino seguir nuestras huellas; la gran República de Venecia, única potencia que estaba en condiciones de hacer tanto como nosotros, consideró con estrechez de miras el descubrimiento del Nuevo Mundo: Mare nostrum podían decir todas las naciones latinas contemplando el Mediterráneo: sólo España se atrevió a exclamar contemplando el Océano, ¡Plus Ultra!
Las pobres señoras casi vivían en la misma estrechez que en 1822, porque las mudanzas políticas y sociales se detenían respetuosas en la puerta de aquella casa, que era sin duda uno de los mejores museos de fósiles que por entonces existían en España.
Realmente, su novio hacía triste figura al lado de aquel Juan, a quien en su estrechez de espíritu, había considerado durante años como un hombre de condición inferior a la suya. ¡Cuánta vergüenza experimentaba al comprobar que no había sabido adivinar el valor moral de aquel ser humilde, y que había necesitado de aquellas circunstancias para conocerlo!
Tal vez la presión fue ligeramente correspondida, pues el galante coronel se alejó ahuecando su pecho y con paso triunfante, tan vigoroso como lo permitían la estrechez y altos tacones de sus botas. Cuando se hubo alejado convenientemente, Lady Clara abrió la puerta, escuchó por un momento desde la desierta entrada, y luego subió la escalera rápidamente, hasta llegar a su antigua habitación.
Poco hubiera durado la resistencia sin la estrechez de la puerta y de la escalera, que impedían los movimientos del enemigo, en tanto que cuatro espadas incansables hacían tremendo estrago en aquella apretada masa de hombres mal armados.
El descrédito de su casa, la vergüenza y el azoramiento en que desde entonces vivían, y por último, la falta del auxilio pecuniario que D. Carlos les daba, precipitaron de tal modo su decadencia, que bien pronto se vieron en aquel término lastimoso en que la estrechez se confunde con la miseria.
Pero vio que no se burlaba, y contestó con cierta satisfacción: No se prepara mal la fiesta. Son muchos los que desean ver nuestros tesoros. ¡Ay, hijo! ¡Bien lo necesitamos! Tú, que te alegras de nuestro mal, puedes estar satisfecho. Vivimos en horrible estrechez.
Pero para sí anhelaba ardientemente algo más que vida y salad; deseaba un poco, un poquito siquiera de lo que nunca había tenido, libertad, y salir, aunque solo fuera por modo figurado, de aquella estrechez vergonzante. Porque, lo decía con sinceridad, envidiaba a los mendigos, pues estos, el ochavo que tienen lo gozan con libertad, mientras que ella... Venciola el sueño.
Cierto que nuestro esfuerzo para integrar el sistema no podía tener en Francia el eco que aquí tuvo la interpretación seca y descarnada de las purezas e impurezas del natural, porque Francia poderosa impone su ley en todas las artes; nosotros no somos nada en el mundo, y las voces que aquí damos, por mucho que quieran elevarse, no salen de la estrechez de esta pobre casa.
Acostumbrada a ver mis cosas arregladas me abruma la estrechez, la falta de espacio... Y esta vecindad de mozas de retrete, de porteros de banda, pinches y casilleres me enfada lo que ustedes no pueden figurarse.
Palabra del Dia
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