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Actualizado: 24 de septiembre de 2025
El coronel tuvo que embarcarse como ayudante de campo del príncipe. Nunca se había separado de él. Pero ¡ay! no tenía el pie marino, y menos aún el estómago: era un héroe de montaña; y desde un puerto del Brasil hubo que reexpedirlo á París.
No comas ajos ni cebollas, porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con reposo, pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo, que toda afectación es mala. Come poco y cena más poco, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago. Sé templado en el beber, considerando que el vino demasiado ni guarda secreto ni cumple palabra.
Por ella se paseaban gravemente dos o tres docenas de personas, revelando en la mirada vaga y perdida más atención a lo que en el interior de su estómago acaecía que al discurso o al paso de sus compañeros de paseo.
Si no tenemos formalidad, me voy. Ya ves que no soy tirana, que llevo la caridad hasta un límite que quizás sea imprudente. Pero yo digo: 'Dándole un poquito, nada más que una miajita, la consuelo, y aquí no puede haber vicio'. Porque yo sé lo que es la debilidad de estómago y cuánto hace sufrir. Negar y negar siempre al preso pecador todo lo que pide, no es bueno. El Señor no puede negar esto.
La debilidad de la vista y del oido se observa en los otros sentidos, en particular en el del gusto; sus sensaciones varian mucho, pues esperimenta sabor amargo, ácre, dulzoso, mucoso, insípido; el apetito no es menos variable; hay repugnancia á los alimentos, y siente la necesidad de tomarlos, y aun hambre y vacuidad del estómago.
Cada uno revestido con sus mejores ropas, como si el smoking fuese la casulla del culto del estómago; cerveza fresca como el hielo, música gratis a cada instante, y una adorable sociedad: una sociedad condenada a vivir junta, así se enfade o esté alegre, a mostrarse cada uno con su verdadera fisonomía, pues no hay comediante que sostenga sus fingimientos en una representación tan larga y continua... Y nadie puede huir; y nadie está obligado a pensar ni a hacer nada; y todos nos ofrecemos en espectáculo tales como somos.
Al oírle disertar extensamente, unas veces sobre la fuerza repulsiva del sol, otras sobre el radiómetro, ahora sobre el estómago de las plantas, más tarde acerca de la organización y las costumbres de los coleópteros, quedó vivamente asombrado. Adolfo Moreno era un ingenio universal.
Las copas que llevaba bebidas le abrasaban el estómago, como si el vino se transformase en veneno, por la repugnancia con que lo había tomado de aquellas manos. Dupont, oyendo a Montenegro, fingíase más ebrio de lo que realmente estaba, para ocultar de este modo su turbación. La amenaza de Fermín hizo abandonar al Chivo su mutismo.
La cabeza, el pulmón, el estómago, se resienten de esa inclinación constante de la molendera, el cuerpo se deforma y hay otras mil consecuencias que el menos perspicaz conoce.
Por cada uno que se tragaba era preciso que la Morana le sirviese una copa de ginebra, la cual vertía cuidadosamente en un frasco que llevaba al efecto en el bolsillo. Si eran seis cuarterones, seis copas; si ocho, ocho. Toda esta ginebra pasaba delicadamente a su estómago en pequeños sorbos después que se había metido en la cama. «¿Pero don Segis, cómo se bebe usted tanta ginebra de una vez?
Palabra del Dia
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