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Actualizado: 2 de julio de 2025
Para correrla con él, le parecía poco el mundo entonces, y aun se creía capaz de arremeter con éxito á una escuadra de polizontes. Por eso prefería los viajes á la Habana. Allí tenía un amigo de la infancia en cada esquina, y mientras estaba con ellos gozaba á sus anchas, porque podía comer, hablar y armarlas al estilo de Santander.
El bote que le había traído estaba en mitad de él, como un navío de dimensiones inverosímiles, rodeado de las unidades de la escuadra del Sol Naciente. Unos cuantos pasos en el agua le bastaban para llegar á su antigua embarcación, y un día sintió la curiosidad de verla de cerca.
Figúrese usted, señora añadió dirigiéndose a Doña Francisca para obtener su benevolencia , que salimos de Cádiz para auxiliar a la escuadra francesa que se había refugiado en Algeciras, perseguida por los ingleses. Hace de esto cuatro años, y entavía tengo tal coraje que la sangre se me emborbota cuando lo recuerdo.
Arbol coloso de verdor florido que há tres centurias crece y exubera, es en mi patria la cultura ibera que la escuadra inmortal nos ha traído. Nativos ruiseñores hacen nido en sus frondas de eterna primavera, y aunque enfurece la ventisca fiera, en la arada social seguirá erguido. En vano ilusos de intelecto oscuro, que miran su grandeza con inquina, clavan las hachas en su tronco duro.
A mí que no me digan: eso es cosa del señor de Bonaparte. Ninguno de acá puede haber inventado tal diablura. Pero vaya usted y diga que se va a casar. A ver añadió dirigiéndose a su marido , escribe a Gravina diciéndole que este joven no puede ir a la escuadra». Y como viera que su marido se encogía de hombros indicando que la cosa era sumamente grave, exclamó: «No sirves para nada. ¡Jesús!
Sin embargo, era preciso que me presentase a D. Alonso para darle cuenta de mi conducta. Llegamos por fin a Rota, y allí nos embarcamos para Cádiz. No pueden ustedes figurarse qué alborotado estaba el vecindario con la noticia de los desastres de la escuadra.
El terrible gigante Adamastor, domado ya por la secular constancia y el valor de los portugueses, estaba sin duda de muy buen talante en aquella ocasión, y sin tormentas ni furores dejó que entrasen en el mar de la India la nave de Morsamor y otras cuatro naves más, que formaban la escuadra en cuya compañía Morsamor navegaba.
Los marinos españoles opinan que nuestra escuadra no debe salir de la bahía, donde hay probabilidades de que venza. Mas el francés parece que se obstina en salir. Veremos dijo mi amo . De todos modos, el combate será glorioso. Glorioso, sí contestó Malespina . ¿Pero quién asegura que sea afortunado?
El aplomo con que ordenaba y se hacía obedecer en medio del desbarajuste, de la confusión parecida á la de la ruína que en el guión tenía pintada el general, daba esfuerzo á los buenos . No estaban más serenos los ánimos en la escuadra.
Pero si aquella vez estuvo afortunado, no lo estuvo en otro encuentro que al poco tiempo tuvo, y fué preso, mandándosele á la galera de Málaga como cabo de escuadra, de donde volvió en Agosto de 1596, siendo entonces puesto en libertad porque al mozo no le faltaban amigos. Mas apenas se vió en la calle, reanudó sus fechorías, por lo cual el conde de Priego mandó prenderle de nuevo.
Palabra del Dia
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