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Actualizado: 9 de julio de 2025
En vano se opuso el joven Florentino, en vano suplicó, en vano se escusó con sus amores y provocó escándalos; sacerdote tenía que ser y á los veinticinco años sacerdote fué: el arzobispo le confirió las órdenes, la primera misa se celebró con mucha pompa, hubo tres días de festin y la madre murió contenta y satisfecha dejándole toda su fortuna.
Pero la esposa del abogado tuvo también una hija, y ésta hija era guapa y parecía muy buena. Por de pronto, se había educado de muy distinta manera que su madre: lejos de ella y del ruido de los escándalos.
Al cabecear sobre el Océano, parecía tomar el gesto trémulo de un viejo galanteador que habla con sus amigas de trapos y escándalos mundanos. Introducíanse en algunas travesías entre el rebaño viajero mujeres hermosas y liberales, pródigas en sus gracias, y la paz monótona del Atlántico desaparecía instantáneamente.
Con aquellas sentencias desaparecieron de la escena los dos famosos alumbrados que tanto ruido dieron, terminando su vida obscuramente y arrepentidos, según es de creer, de sus pasadas locuras y escándalos.
En efecto, traslademe a hora que me pareció oportuna a casa de doña María, recelando no ser recibido, pero con el firme propósito de no salir de allí sin intentar por todos los medios ver y hablar a la orgullosa dama. Encontré a D. Diego, quien, contra mi creencia, recibiome muy bien y me dijo: Ya sabrás los escándalos de esta casa. Lord Gray es un canalla.
Más adelante se queja con frecuencia de la conducta del público, y de la dificultad de que haga justicia, y más particularmente de los asistentes al patio, á los cuales, aludiéndose á la soldadesca grosera y alborotadora de aquella época, se les puso el nombre de mosqueteros por los escándalos y la algazara, con que expresaban su desagrado á los actores y á las comedias.
El Ingeniero indignábase al hablar de sus parientes. Su hermano el anticuario era un orgulloso, que desde que trataba, por su negocio, con marqueses y curas ricos, no había quien lo sufriese. No se veían una vez que no le echase en cara sus aventurillas y escándalos.
Volvía a tirarle el señorío, según decía, y alardeaba impúdicamente de sus nuevas relaciones, viviendo en casa de Dupont y entregándose los dos a fiestas ruidosas. Les parecía su amor desabrido y monótono, si no lo sazonaban con embriagueces y escándalos que alterasen la hipócrita calma de la ciudad. Se han juntado dos locos continuó Fermín.
El calavera había acabado por asombrar con su nueva conducta al poderoso primo... ¡Ni mujeres ni escándalos! La Marquesita ya no se acordaba de él: ofendida por sus desvíos, había vuelto a unirse con el tratante de cerdos, «el único hombre que sabía hacerla marchar».
Esperábamos inquietos, antes los grandes males que afligen á la patria; esperábamos callando, sin dejar de conocer los diarios y cada vez más graves errores «de este insensato Gobierno. Hemos esperado hasta lo último, hasta que los escándalos han sido intolerables. Hemos callado, mientras el callar no fué gravísima falta. Ya no hay esperanza.
Palabra del Dia
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