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Actualizado: 7 de junio de 2025


El hombre se apoyaba pesadamente en el brazo de la joven, y procuraba proteger cuanto podía el envoltorio que llevaba, evitando el encuentro de los transeuntes que con él pudieran tropezar en la obscuridad.

Siguieron los gitanos devorando su potaje, y Salvatierra sacó de un bolsillo el pobre envoltorio de su cena, después de rehusar dulcemente los ofrecimientos que le hacían de todos lados.

Quintanar no preguntó por su mujer; no era esto nuevo en él; solía olvidarla, sobre todo cuando tenía algo entre manos. Pidió luz para el despacho, se sentó a su mesa, y separando libros y papeles, dejó encima del pupitre un envoltorio que tenía debajo del brazo. Era una máquina de cargar cartuchos de fusil.

Eso es otra cosa dijo, abandonando el pesado envoltorio, satisfecho de caer sobre un tema agradable; cuando entro en esta casa, no te me ofendas ¡eh!, el corazón, porque yo también tengo corazón, aunque no lo parezca, se me empaca, como quien dice, las piernas me flojean... ¡si no fuera por el maldito estómago! pero allá, entro tan alegremente, seguro de no ser despedido con una coz.

El joven quiso sonreir, y contestó, con esfuerzo, que ni la Bolsa ni la prima venían a cuento ahora; él andaba por allí... por capricho, porque le daba la gana. Bueno, hombre, no te enojes; el geniecito de la familia... De la despensa retiró una botella y un trozo de pan, y del saco un envoltorio que, una vez abierto, dejó ver apetitosos relieves de pavo asado y pasteles y rosquillas de maíz.

No hay alpiste que valga contra estas cosas. Llega un dia en que, al amanecer, se abren las puertas de una casa, y una jóven baja la escalera, con un envoltorio en la mano, despeinada, trémula, azarosa, paladeando sin cesar, porque la saliva pegaba sus labios; esa jóven atraviesa furtivamente algunas calles, mira hácia atrás y vuelve á correr, hasta que llega á un punto en donde un hombre la esperaba.

Un día de opulencia se encontró con Julio Camba. Villaespesa tenía un aire de gran señor, llevaba bajo el brazo un formidable envoltorio. Acabo de cobrar un libro y... me he comprado doce mudas.

Pepeta sacó de un envoltorio las últimas galas del muertecito: un hábito de gasa tejida con hebras de plata, unas sandalias, una guirnalda de flores, todo blanco, de rizada nieve, como la luz del alba, cuya pureza simbolizaba la del pobrecito albat. Lentamente, con mimo maternal, fué amortajando el cadáver.

Yo me acosté con harta tristeza, y el soldado llamó al huésped y le encomendó sus papeles en las cajas de lata que los traía, y un envoltorio de camisas jubiladas. Acostámonos; el padre se persinó, y nosotros nos santiguamos de él. Durmió; yo estuve desvelado trazando cómo quitarle el dinero. El soldado hablaba entre sueños de los cien reales, como si no estuvieran sin remedio.

Miró a todos lados, como si fuese a cometer un crimen, muy receloso de que alguien pudiera verle, y convencido ya de que su soledad no podía ser mayor, metió la mano en las alforjas y sacó de aquí una blanca rosquilla y un bulto envuelto, bien envuelto, en un antiguo número de El Imparcial. ¿Qué había en este envoltorio? El historiador no debe ocultar nada.

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