Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de mayo de 2025
Nunca había sufrido tanto calor. La sangre hervía dentro de sus venas produciéndole gran desasosiego. Pasaba las noches en claro dando vueltas en la cama sin lograr prender los ojos. Y de vez en cuando solía levantarse en lo más hondo de sus entrañas un rumor extraño, doloroso, que le desazonaba sin acertar á comprender de dónde venía ni qué expresaba.
Y allá marchaban todos, afrontando la nostalgia del recuerdo o las necesidades del presente; revueltos, confundidos, igualados por la ilusión común... ¡Buenos Aires! ¡Qué magia poderosa la de este nombre, que hacía correr a los miserables, como ratones hambrientos, para ocultarse en las entrañas de los buques!... Se impacientó Maltrana ante la monotonía del desfile.
¡Hijo de mis entrañas? El CABALLERO ¿Qué derecho tienes para darle tu miseria? Guarda tus pechos, y déjalo morir. ¿Ves cómo llora de hambre? Pues así habrá de llorar toda la vida. ¿No te da lástima, mujer?
Bajo los últimos soles del invierno empezaba á sonreir la Naturaleza, ciega, sorda, insensible, que ignora nuestra existencia y acoge indiferente en sus entrañas lo mismo á un pobre animalillo humano que á un millón de cadáveres.
«Tecum principium in die virtutis tuae in splendorum sanctorum, ex utero ante luciferum genui te». Esto leyó la Regenta sin entenderlo bien; y la traducción del Eucologio decía: «Tú poseerás el principado y el imperio en el día de tu poderío y en medio del resplandor que brillará en tus santos: yo te he engendrado de mis entrañas desde antes del nacimiento del lucero de la mañana».
Y asiendo doña Luz ambas manos de doña Manolita, las puso sobre su regazo, reteniéndolas allí por algunos instantes. ¿Lo has sentido? ¿Lo has sentido? exclamó entonces doña Luz . Salta en mi seno. Vive en mis entrañas. Yo viviré por él y para él. No quiero creer que una material impresión haya dejado aquí la imagen del hombre que desprecio. Mi espíritu concibe este ser.
Aquella noche lloró la Regenta lágrimas que salían de lo más profundo de sus entrañas, de rodillas sobre la piel de tigre, con la cabeza hundida en el lecho, los brazos tendidos más allá de la cabeza, las manos en cruz.
Era el hijo de sus entrañas, tal vez también de sus cavilaciones y de sus sensiblerías, no sospechadas por el mundo, ni aun, en rigor, por Serafina».
Todo funcionaba en sus entrañas con una regularidad vital, sujeto á las leyes generales de la existencia. Hasta las tempestades rugían dentro del cuadriculado de una reglamentación. Los dulces vientos alisios empujaban al buque hacia el Sudoeste, manteniendo una serenidad paradisíaca en el cielo y en el mar.
La elegía, escrita por su padre sobre esta desgracia, y en la cual pinta la lucha de la resignación cristiana con el amor paternal, es de las más tiernas que cuenta la poesía de su patria. He aquí alguna de sus estrofas: «Este de mis entrañas dulce fruto Con vuestra bendición, ¡oh Rey eterno!
Palabra del Dia
Otros Mirando