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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Y acaso el uno y el otro hubieran sido felices, hasta tal punto arregla las cosas el amor. Pero Roussel no pronunció la palabra de afecto y Clementina, ahogada por la rabia y no encontrando ya más injurias que lanzar á la faz de su primo, arrojó un grito desgarrador y cayó en el sofá, víctima de un ataque nervioso.
Había sido viñador, pero por su fama de revoltoso y pendenciero, tenía que dedicarse al trabajo de los cortijos, encontrando ocupación sólo en Matanzuela, gracias a Rafael, que le protegía por ser amigo de su padrino. Juanón inspiraba respeto a toda la gañanía. Era un impulsivo, sin recaídas de desaliento: una voluntad enérgica que se imponía a los compañeros.
No digamos que le quería, según su concepto y definición del querer; pero le había tomado un cierto cariño como de hermana o hermano. No era ni podía ser el hombre por quien la mujer da su vida, encontrando espiritual goce en este sacrificio; era simplemente un ser cuya conservación y bienestar deseaba.
No se fijaba en el rostro ceñudo de doña Bernarda, cansada ya de preguntarle si estaba enfermo y de oír la misma respuesta: No, mamá; es que trabajo de noche; un estudio importante. La madre tenía que contenerse para no gritar: ¡Mentira! por dos noches había subido a su cuarto, encontrando cerrada la puerta y obscuro el ojo de la cerradura. Su hijo no estaba allí.
Lo traté privadamente, y puedo decir, que, por espacio de tres años, no se representó comedia alguna suya, que yo no viese una ó dos veces, encontrando siempre en ellas algún nuevo motivo de admiración.
Y mientras abajo sonaba el ruido confuso y gárrulo de las despedidas y preparativos de marcha, y detrás el estrépito de los que corrían en la galería, y allá en el cielo, de tarde en tarde, el bramido del trueno, la Regenta, sin notar las gotas de agua en el rostro, o encontrando deliciosa aquella frescura, oía por la primera vez de su vida una declaración de amor apasionada pero respetuosa, discreta, toda idealismo, llena de salvedades y eufemismos que las circunstancias y el estado de Ana exigían, con lo cual crecía su encanto, irresistible para aquella mujer que sentía las emociones de los quince años al frisar con los treinta.
Va por la inmensidad, arrastrándonos; marcha hacia lo desconocido, sin tropezar con otros cuerpos, encontrando siempre espacio para caer con una rapidez cuyo cálculo da vértigos, y esto dura miles y millones de siglos, sin que él y la Tierra, que le sigue en su fuga, pasen dos veces por el mismo sitio. Escuchaban todos a Gabriel con la boca abierta por el asombro.
Pudo haberse casado, porque todas las mujeres ricas se casan. Pero se había enamorado de un hombre que estaba enamorado de otra tan rica como ella y además hermosa y señora de título, con la que se casó al cabo. Doña Angela, no encontrando otro medio mejor para desahogar su cólera, se metió en las Descalzas Reales. Duróle la rabia un año, y tuvo tiempo de profesar.
El día 23 de Junio de 1644, el alcalde don Leonardo Henriquez, de quien ya me he ocupado, sabiendo que don Bernardino se encontraba en el inmediato pueblo de Castilleja, se dirigió á este punto con algunos alguaciles para cumplir la orden de prisión, encontrando al reo muy sosegado en su casa comiendo con su mujer y bien ajeno del peligro que le amenazaba.
Había leído en un café los diarios vespertinos, no encontrando en ellos nada que justificase la relativa tranquilidad de su amigo. Continuaban las noticias pesimistas y las alusiones á una probable prisión de las personas comprometidas en la escandalosa quiebra.
Palabra del Dia
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