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Actualizado: 15 de mayo de 2025


12 Puso tinieblas alrededor de a modo de tabernáculos; aguas negras y espesas nubes. 13 Del resplandor de su presencia se encendieron ascuas ardientes. 14 El SE

Los mozos encendieron el gas, y continuó el tertulín de la tarde empalmándose con el de la noche. Algunos fueron a cenar y volvieron. A las ocho en todo el Casino no se hablaba más que del duelo.

Me volví loca, se me encendieron en la imaginación unas llamas que no me dejaban vivir, y conociendo el mal me era imposible evitarlo.

Encendieron luz en el gabinete, y sobre una gran mesa que allí había, por el estilo de las mesas de los sastres, Aurora, sacando sus avíos, se puso a cortar y a preparar. Fortunata la ayudaba a desenvolver los patrones y a hilvanarlos sobre la tela.

Lúnes 14, salieron en la forma dicha el Padre Strobl por la parte oriental, y el Padre Cardiel por la occidental, y caminando aquel al sur, como cosa de seis leguas, encontró una laguna que bojearia una legua, toda cuajada de sal, distante del mar tres cuartos de legua, y otro tanto del fin de la bahia. Los soldados encendieron los matorrales que hallaron, y corrió el fuego dos leguas.

Despues pensó en que sin la prision, él sería novio ó marido en aquellas horas, licenciado en Medicina, viviendo y curando en un rincon de su provincia. La sombra de Julî, destrozada en su caida, cruzó por su imaginacion; llamas oscuras de odio encendieron sus pupilas, y de nuevo acarició la culata del revólver sintiendo no llegase ya la terrible hora.

A poco, los arfakis encendieron el haz de hojas secas que le habían atado a la espalda, y con las lanzas y a mazazos lo arrojaron en la hoguera. ¡Ah, canallas! gritó Cornelio . ¡Fuego, Van-Horn! Dos disparos resonaron a un tiempo.

Cuando iba a marcharse, una de ellas, acaso para todavía retenerla, se empeñó en que debía conocer a Julio Lagos. Le dejamos arriba, conversando con la abuelita, cuando viniste. En seguida encendieron las luces de la sala y le hicieron bajar. Julio Lagos le pareció un muchacho nada vulgar.

En breve tiempo armaron unos al modo de doseles de iglesia, con ricas cortinas blancas, que se recogían gallardamente á un lado y otro; trajeron de otras piezas cantidad de santos é imágenes, que ordenadamente distribuyeron sobre el altar, como formando la corte funeraria del ángel difunto, y, sin pérdida de tiempo, encendieron algunas docenas de luces en los grandes candelabros de la sala, los cuales, en torno á Celinina, derramaban tristísimas claridades.

Encendieron un fósforo: se lo fueron entregando unos a otros mediante ciertas palabras que había que pronunciar en voz alta: pagaba prenda aquel en cuyas manos concluyese o se apagase. Nuestro joven tomaba poco interés en el juego. Cuando el fósforo llegó a él bastante disminuido, lo dejó caer sin entregárselo a Maximina, y pagó prenda. ¿Por qué no me lo ha dado? le preguntó ésta.

Palabra del Dia

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