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Actualizado: 20 de mayo de 2025


Se impacientó Jaime ante el aire misterioso y las palabras confusas del muchacho. ¡Para qué tapujos!... ¡Habla! El Capellanet expuso al fin sus sospechas. Ya podía el herrero hacer lo que quisiera contra don Jaime: podía esperarle emboscado en los tamariscos al pie de la torre y matarlo de un tiro.

La delicadeza y la elegancia del príncipe republicano parecían irritarlas. Repetidas veces oyó ella al pasar palabras gruesas contra los «emboscados». La idea de que su hermano, que no era francés, estaba batiéndose, le hacía aún más intolerable la situación de Lacour. Tenía por novio á un «emboscado». ¡Cómo reirían sus amigas!...

En un vagón del Metro tuve que explicar la otra tarde que era español á unas muchachas que se extrañaban de que no estuviese en el frente... Una de ellas, luego de conocer mi nacionalidad, me preguntó con sencillez por qué no me ofrecía como voluntario... Ahora han inventado una palabra: «emboscado». Estoy harto de las miradas irónicas con que acogen mi juventud en todas partes; me da rabia que me tomen por un francés «emboscado».

La época de la Revolución, cuando estaban caídos y había que hacerse respetar escopeta en mano; las desesperadas batallas electorales, en las que se alcanzaba el triunfo pasando sobre algún muerto; los galopes audaces en víspera de escrutinio, a través de los campos, envueltos en la sombra de la noche, sabiendo que por cerca estaba emboscado el roder de carabina certera, que había jurado su muerte; los procesos interminables por coacción y violencias que hacían vivir en perpetua angustia, esperando de un momento a otro la catástrofe final, el presidio con la pérdida de los bienes.

Gafarró, que era el mozo mejor plantado de la huerta de Ruzafa, juró descubrirles, y se pasaba las noches emboscado en los cañares, rondando por las sendas, con la escopeta al brazo; pero una mañana lo encontraron en una acequia con el vientre acribillado y la cabeza deshecha... y adivina quién te dio.

Villalta vide yo que se ha escapado, El que hizo oficio de cartero; Acòjese á los pies, y en emboscado Dejó pasar el tiempo carnicero: Despues en San Francisco se ha encerrado Tomando al Guardian por su tercero; Su causa entre compadres fenecida, Escapa por entonces con la vida.

Los viejos se alejan. Están a solas Apolonio y el confitero francés. Apolonio habla, con su acostumbrada prosopopeya. El confitero escucha, con su regocijo acostumbrado. Después de un rato de palique, el señor Colignon se encamina hacia el lugar en donde Belarmino ha permanecido sin moverse. El banco donde descansa Belarmino está emboscado en un macizo de laureles, al modo de muro en semicírculo.

Porque desde muy antiguo tiene tomadas en los países latinos todas las avenidas por donde ha de pasar necesariamente la vida humana. Es verdad. Ninguna religión ha sido tan cautelosa como ésta; ninguna se ha emboscado mejor para salir al encuentro del hombre; ninguna ha escogido con tanto acierto, en los momentos de dominación, las posiciones para hacerse fuerte cuando llegase la decadencia.

Para ellos, lo lógico era haber dado fin á la querella en la misma escalinata del Casino: dos trompazos á aquel «emboscado» que no iba á la guerra y se permitía molestar á los que cumplían su deber.

El niño entonces vio una cosa terrible, una cosa que recordó años después y aun toda su vida: el hombre emboscado se incorporaba, con su único ojo centelleante y fiero; se echaba a la cara la formidable tercerola; se oía un espantoso trueno, voz de la bocaza negra; flotaba un borrón de humo, que el aire disipó instantáneamente, y al través de sus últimos tules grises el abuelo giraba sobre mismo como una peonza, y caía boca abajo, mordiendo sin duda, en suprema convulsión, la hierba y el lodo del camino.

Palabra del Dia

condesciende

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