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Actualizado: 27 de mayo de 2025
Todo aquello revivía en mi memoria con sorprendente lucidez; pero causándome una emoción muy diversa de la que me producía cuando ella estaba presente, algo así como una añoranza que me era grato acariciar, dulce recuerdo de cosas amables que ya no estaban allí.
Por el camino de Cádiz a la Isla no cesaba el paso de diversa gente, en coche y a pie; y en la plaza de San Juan de Dios los caleseros gritaban, llamando viajeros: ¡A las Cortes, a las Cortes! Parecía aquello preliminar de función de toros. Las clases todas de la sociedad concurrían a la fiesta, y los antiguos baúles de la casa del rico y del pobre habíanse quedado casi vacíos.
Y no sólo las tertulianas, pero también sus amigas y conocidas me mandaban los abanicos, ora por mediación, ora directamente con un billetito recomendándose a mi galantería y poniendo por las nubes mis dotes poéticas. Pero tantas había repetido estos o parecidos conceptos, que para hallar forma diversa con que exponerlos me veía y deseaba, prensaba la cabeza y me mordía los dedos de rabia.
Bandas de muchachos aprovechaban la ausencia de los mayores para hacer suya toda la cubierta. Niñeras de diversa nacionalidad, con una criatura al brazo, formaban amigables grupos, mirándose sonrientes sin entenderse. Otras empujaban cunas con ruedas, en cuyo interior una cabeza abultada, de suaves cabellos, aparecía medio dormida entre puntillas y lazos.
El otro era de muy diversa condición y figura. Sus aficiones literarias le habían hecho amigo del poeta clásico que hemos conocido habitando en el olimpo de doña Leoncia, la semidiosa de la calle de la Gorguera. Tenía mucho ingenio, dotes de orador y periodista, pero muy poca instrucción y una ligereza invencible.
La fundación de la sociedad isabelina servíale de pretexto para entrar en tratos con gente diversa, con cándidos patriotas o políticos ladinos, poniéndose también en relación con militares bullangueros; y así, hablando del bueno del Sr. Rufete, dijo a Salvador: Este infeliz ayacucho es una alhaja que no se paga con dinero.
Dedicados entonces los españoles al estudio de la literatura italiana, que florecía en aquella época, y que enseñó á sus poetas una lírica más perfecta y completamente diversa de la nacional, empezaron á modificar sus antiguos cantos populares.
Mucho tendrá que hacer D. Pedro cuando no le ha acompañado. Mi padre no me ha acompañado, señora, porque no sabe que he venido a ver a Vd. Yo he venido solo, porque mi despedida ha de ser solemne, grave, para siempre quizás; y la suya es de índole harto diversa. Mi padre volverá por aquí dentro de unas semanas; yo es posible que no vuelva nunca, y si vuelvo, volveré muy otro del que soy ahora.
Muchachas de diversa nacionalidad, que no se habían visto nunca y tal vez no volverían a verse al salir del buque agrupándose atraídas por la simpatía que les inspiraba el género de belleza de la nueva amiga o la distinción de sus vestidos. Empezaban hablando en varios idiomas, para expresarse al fin en castellano.
De aquí había salido Lope de Rueda, y aquí también se manifestó cierta tendencia literaria, esencialmente diversa de la popular, á que se consagrara aquel poeta. Una escuela erudita se propuso, como fin capital de sus esfuerzos, la imitación de los modelos clásicos.
Palabra del Dia
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