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Actualizado: 2 de septiembre de 2025
Todavía en el suelo le hunden en la espalda la bayoneta de un fusil, le disparan el tiro, y la bala y bayoneta lo traspasan, asándolo además con el fogonazo. Facundo vuelve al fin a recuperar su bandeja negra que ha perdido, y se encuentra con una batalla ganada, y La Madrid muerto, bien muerto.
Con devoción y recogimiento anda la procesión el camino marcado; pero apenas vuelve y entra de nuevo en su iglesia, todas las campanas de la villa tocan a gloria con estruendoso repique; un toro de cuerda muy bravo sale a la calle, y los aficionados lo lidian y capean; en la cárcel se da libertad a un preso, que hace de Barrabás, y en varios sitios a propósito, donde hay poco peligro de matar a nadie, se ahorcan sendos Judas, o sea, grandes muñecos de trapo, rellenos de estopa y de triquitraques, contra los cuales disparan tiros los mozos que tienen escopeta, hasta que los Judas arden dando muchos triquitracazos y tronidos.
Sí, que asaltan los muros con vigor. Ya plantan las escalas y disparan un nublado de flechas. Allí su jefe, alto y hermoso, con luenga barba rubia, lanza á sus soldados contra la maciza puerta. Pero los del castillo se defienden valerosamente. Una mujer, sí, una heroína los manda.
En el extremo de la isla, en las rompientes, las olas simulan que disparan cañonazos. A veces, un dedo invisible toca en los vidrios: algún ave nocturna atraída por la luz, y que se estrella la cabeza contra el cristal.
Dicen que va á Portugal, Mas temese no sea maña, Y es bien que tema su saña Argel, que le hace mas mal. En la guerra hay mil ensayos, De fraudes y astucias llenos, Acullá suenan los truenos, Aca disparan los rayos. Vamos, que el cielo que toma Por suya nuestra defensa, A España hará con su ofensa Sujeta y sierva á Mahoma.
En la costa meridional del Estrecho hay un cabo y una bahía grande: se puede anclar en esta á lo mas al O, cerca de una pequeña isla de figura redonda, detras de la cual hay una rada en que se está á cubierto del O: es muy profunda y se nombra Bahía Mauricio. Extiéndese al SE con varios brazos; en sus inmediaciones hay algunas de agua dulce, que por lo regular están heladas en todos tiempos. Los indios de esta parte son muy bravos, y sus armas se reducen á unas robustas mazas, y flechas, que disparan con grande ligereza y acierto: abunda de árboles, y en la partida del E los hay
Por el mismo rumbo, á las treinta leguas, se halla un rio muy grande y manso, que sale á un valle muy espacioso y alegre, en que habitan los indios Césares. Son muy corpulentos, y estos son los verdaderos Césares. Es gente mansa y pacífica; usa flechas, ó arpones grandes, y hondas, que disparan con mucha violencia: hay en su tierra muchedumbre de guanacos que cazan para comer.
La inspiración, si así puede decirse, se le había concluido; y como si el esfuerzo hecho para crear los párrafos que anteceden produjera fatiga en su imaginación, se detuvo, con ánimo de proseguir, cuando las varias ideas, que repentinamente y en tropel vinieron a su imaginación, se disparan.
Los cañones estaban encima de sus cabezas: temblaría la bóveda como la cubierta de un buque cuando disparan sobre ella.
Disparan otros muchos más, que todos los referidos: i no es su comedia otra cosa, que una junta de impropiedades, indecencias, i pasos mal avenidos; pueril la invencion; confusa, ó vulgarísima la disposicion de la maraña; i su nudo, aun sin averle apretado, mas cortado, que suelto, como si fuera el Gordiano. ¿No son todos esos disparates, clara señal de que van sus Autores á ciegas, i se atreven á esta parte de la Poesía, fiados solo en la osadia de la ignorancia?
Palabra del Dia
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