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Primero sintió el alma invadida de tristeza, después se hizo disimulada; y por último cayó en profunda melancolía como espíritu débil a quien brutalmente se arrancan de cuajo ilusiones y esperanzas. «¿Estará enamoradaimaginaba la prima doña Flora. «¿Tendrá pasión de ánimodecía la doncella. «Esta chica está mala», pensaba su padre. Nadie comprendía la causa de aquel cambio.

Su adversario continuaba mudo ó inmóvil. Separó el marqués sus manos para dar la primera palmada. Todo esto lo hizo con una lentitud que daba á sus movimientos cierta solemnidad trágica. Los otros padrinos, colocados á alguna distancia de él, miraban con una emoción mal disimulada. El médico, que seguía arrodillado junto á su caja, levantó la cabeza con los ojos muy abiertos.

Animado, y con la cálida sangre despierta, consideraba a las primitas una por una, calculando a cuál arrojaría el pañuelo. La menor no hay duda que era muy linda, blanca con cabos negros, alta y esbelta, pero la mal disimulada pasión de ánimo, las cárdenas ojeras, amenguaban su atractivo para don Pedro, que no estaba por romanticismos.

Consumen la mejor parte del presupuesto, y sin embargo viven ustedes en una miseria decente y disimulada, pedo miseria al fin. Un teniente gana menos que ciertos obreros, y tiene que costearse uniformes vistosos, ir limpio, y frecuentar, cuando necesita esparcimiento, los mismos lugares que los ricos.

Los había de diferentes cuartones. Hasta de San Juan, en el extremo opuesto de la isla, vendrían mozos para cortejar a Margalida. Pep, a pesar de su falso gesto de padre intratable, enrojecía y apretaba los labios con mal disimulada satisfacción, mirando de reojo a los amigos sentados junto a él. ¡Qué honor para Can Mallorquí! Nunca se había conocido un galanteo como éste.

Pues figúrate lo que será su mujer, viuda, libre, rica y casi jamona, sabiendo lo que era de casada. ¿Sigue dando juego?... ¿Se crece al castigo, como decís los aficionados? ¡Horrores, Paco..., verdaderos horrores! ¿Y su amiga Leticia? Viuda también, y tal para cual. Sólo que ésta, con ser tan voraz y antojadiza como la otra, es más discreta y disimulada. ¿Y de qué murió su marido? De un balazo.

Refugio volvió a meter su mano en el costurero y sacó el envoltorio de los billetes. ¡Jesús divino! ¡Si al fin se resolvería...! La de Bringas la vio, con disimulada ansia, sobar y repasar los billetes como si los contara. Después, moviendo la cabeza en señal de desconsuelo, dijo la muy...: «Si no me queda ya nada... ¡Ay!, señora, no es posible, no es posible».

Ella casi siempre llamaba a su marido Quintanar. Además, la sonrisa no disimulada de la doncella aumentaba las sospechas de la señora. Calló y procuró ocultar su confusión. Entonces acercándose más a la cama y bajando la voz Petra dijo, ya seria: Han traído esto para la señora.... ¿Una carta? ¿De quién? preguntó en voz trémula Ana, arrebatando el papel de manos de Petra.

Eran esclavas, con una servidumbre hipócrita disimulada por el cariño egoísta del esposo y la falsa dulzura del hogar. Así era el Imperio de Liliput, cuando siglo y medio después de la llegada del primer Hombre Montaña se inició la serie de acontecimientos históricos que acabaron por cambiar su fisonomía.

La sonrisa que plegaba los labios del noble se desvaneció repentinamente. ¿Cómo?... ¿Qué tiene que ver?... dijo con mal disimulada turbación. También Amalia se turbó. Sus pálidas mejillas se colorearon. Hemos estado murmurando de . ¡Qué traje te hemos cortado, chico! Aquí Manuel Antonio profirió Amalia decía que era usted el perro del hortelano. No; eras quien lo decías.