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Actualizado: 7 de mayo de 2025
Me tiene a mí, que llevo gastado un porción de dinero por darle carrera, pero necesita un padrino si ha de ir adelante, y nadie mejor que usted. ¡Si usted quisiera dirigir una novillada en la que matase el chico!... Iría la mar de gente: yo correría con todos los gastos. Esta facilidad para «correr con los gastos», ayudando al chico en su carrera, había ocasionado grandes pérdidas al tabernero.
Se sabe que entre la juventud más acalorada se ingieren ciertas personas que jamás tuvieron nota de liberales ni mucho menos. Dicen que esas personas trabajan continuamente para llevar al pueblo á los excesos que lamentamos. Esas gentes, señor, son, á mi modo de ver, los enemigos de V.M. Sobre ellos debemos dirigir los ojos de la vigilancia y la mano de la justicia.
Lo dicho manifiesta la imposibilidad de dirigir la conducta del hombre por solo el sentimiento; y la literatura de nuestra época, que tan poco se ocupa de comunicar ideas de razón y de moral, y que al parecer no se propone sino excitar sentimientos, olvida la naturaleza del hombre, y causa un mal de inmensa trascendencia.
Pues bien: no sería completa mi enmienda si ahora no cuidara yo de dirigir a esta niña, para apartarla del peligro. Si nos descuidamos, fácilmente se nos irá por los caminos de su madre. EVARISTA. Mi parecer es que hable usted con ella... PANTOJA. A solas. EVARISTA. Eso pensaba yo: a solas. Hágale comprender de una manera delicada la autoridad que tiene usted sobre ella...
Cuando el hombre se ocupa en comprender algun objeto muy dificil, tan léjos está de andar con la regla y compas en la mano para dirigir sus meditaciones, que las mas de las veces queda absorto en la investigacion, sin advertir que medita, ni aun que existe.
»¿Quién sino yo podía comprenderla en este lugar, entre gente zafia y villana? ¿Quién ordenar y aclarar sus vagos ensueños? ¿Quién interpretar los enigmas? ¿Quién señalarle el blanco adonde importaba dirigir oraciones y suspiros, para que no fuesen como mal disparadas saetas que se pierden en el aire y acaban por dar en tierra, sin llegar a herir dicho blanco? ¿Quién acabar de abrir a su razón, ansiosa de verdad, el recinto misterioso de las más sublimes doctrinas? ¿Quién declararla el por qué y el cómo de las cosas, hasta donde es posible saberlo? ¿Quién servir de guía a su espíritu en sus vuelos audaces, cuando subía por cima de todo lo natural y creado, anhelante de tocar a la inaccesible, eterna e inexhausta fuente de donde mana?
Wetterhexe separó la maleza para dirigir una mirada hacia la ladera; luego volvió a sentarse cerca del fuego, y cerrando los flojos párpados, con la ancha boca contraída, que acusaba grandes arrugas circulares alrededor de sus mejillas, trajo hacia sí una vieja manta de lana y pareció amodorrarse.
Trabajaba entonces en la República Argentina, hastiado ya de aventuras en países de continuo sacudimiento revolucionario. Se limitaba á ser ingeniero, y servía unas veces al gobierno y otras á empresas particulares, construyendo canales y ferrocarriles. El orgullo de dirigir los avances de la civilización á través del desierto le hacía soportar alegremente las privaciones de esta existencia dura.
La inteligencia, el talento y el saber serán llamados de nuevo a dirigir los destinos públicos como en todos los países civilizados.
Sin dirigir siquiera una mirada a la mesa donde se hallaban sus amigos salió apresuradamente del café. Una vez en la calle, quedó un instante inmóvil. La cabeza le ardía y el corazón le palpitaba fuertemente. Al cabo emprendió a paso largo el camino de su casa. Se acercó a la portería donde los porteros formaban tertulia en torno de una mesa con algunos amigos.
Palabra del Dia
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