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Actualizado: 5 de julio de 2025
Llenaban el resto del inmenso salón los padres y madres de los niños, alternando la gran señora con la modesta comercianta; el grande de España con el industrial acomodado; alegres todos, satisfechos, mirándose entre sí y sonriendo amigos y desconocidos, como si el sentimiento de la paternidad, igualmente herido, acortase las distancias y estrechase las relaciones, despertando en todas las almas idéntica felicidad, la misma dicha, igual deseo de considerarse y abrazarse como hermanos.
Aquello era toda su fortuna, el nido que cobijaba a lo más amado: su mujer, los tres chiquillos, el par de viejos rocines, fieles compañeros en la diaria batalla por el pan, y la vaca blanca y sonrosada que iba todas las mañanas por las calles de la ciudad despertando a la gente con su triste cencerreo y dejándose sacar unos seis reales de sus ubres siempre hinchadas.
Su color era terroso, tenía la mirada bizca y los pómulos salientes. En un momento se había transfigurado, como si el salvajismo de los remotos abuelos, despertando en su interior, se le hubiese subido al rostro. Puesto que no hay avenencia posible.... Ahora creyó el coronel haber atrapado la última parte de su fugitivo discurso.
Metíase el frío cosquilleante y travieso por todas las aberturas de las ropas, despertando agradables estremecimientos. Los de la comisaría llevaban gruesos abrigos y capas impermeables.
Hasta que un amigo le dice al oído: «¿No ves, papanatas, que lo que tu huésped quiere no son banquetes, ni pescas, ni cacerías, sino a tu hermosa mujer?» Entonces el chino, despertando de pronto de su ignorancia, toma a su mujer de la mano, se dirige con ella al mandarín, y le dice: «Perdóname, señor, yo no veía tu tristeza, yo no adivinaba tus deseos. Aquí tienes a mi esposa.
Gran talento demuestran para ello así la madre como el hijo. Con su alegría, sus caricias y las distracciones que procura el mar, apodéranse del ánimo fatigado, despertando en él otras ideas. Este triunfo les corresponde de derecho: llévanlo á todas partes, á ver su playa, á que contemple su mar, disfrutando con la admiración que producen estos objetos al recién venido.
Desde sus altos recodos veíamos los abismos inmensos en cuyo fondo se despeña el rio, iracundo y desbocado, despertando con el ruido de sus cascadas los mil ecos de las montañas.
Ahora, ahora voy cayendo en ciertas cosas...: las entrevistas del duque con el empresario, la constancia con que esa Norma en ciernes asistía a las representaciones..., ya se van despertando mis quién vives. ¡Despertar los quién vives! dijo el barón ¡Qué expresión tan singular! Es una metáfora muy común repuso Rafael.
Una claridad lívida inflamó el espacio, y el trueno estalló sobre el cortijo con un estrépito seco que conmovió los cimientos, despertando en los establos un eco de mugidos, relinchos y patadas.
Y fué entonces. Cual vívido relámpago horadó las tinieblas el rayo de su noble pensamiento, despertando a las masas.
Palabra del Dia
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