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Actualizado: 30 de junio de 2025


Por eso, mientras expongo este bosquejo á la consideración de los hombres que pueden,{181-3} dado que se dignasen echar sobre él una mirada, puesta mi esperanza en Dios, que es la mayor esperanza de los desgraciados, me limito á exclamar, desde el fondo de mi corazón, con mi tierno amigo Bustillo: «¡Ay, SE

Guardó silencio obstinado, mirando fijamente a la copa de cerveza que tenía delante. Al fin, dijo con voz apagada: Nunca creyera a Isabel capaz de una acción tan fea. Entonces yo, entre compadecido y rencoroso, con la complacencia que sienten los desgraciados al encontrar otros como ellos, le dije: Amigo Villa, por lo mismo que le estimo a usted de veras, voy a darle un consejo franco y leal.

Yo mismo, confieso mi vicio: me gusta una copa ofrecida por los amigos... Es la enfermedad de la tierra. El revolucionario, arrastrado por el curso tumultuoso de sus pensamientos, olvidaba el vino para arremeter contra otro enemigo: la resignación ante la injusticia, la mansedumbre cristiana de los desgraciados.

Lo que el cristianismo tiene de salvaje y de insuperablemente bárbaro, lo que ha hecho algunas veces a los hombres más crueles y más desgraciados que los mismos animales salvajes, es la concepción del infierno con los tormentos eternos del diablo, con las brujas, los duendes, los fantasmas, etc., etcétera.

Entre tanto, Hans y Cornelio se habían precipitado hacia los otros para obligarles a huir en las chalupas; pero aquellos desgraciados ni atendían a razones ni llegaban a comprender el tremendo peligro en que estaban. Uno solo, menos ebrio que los demás, se apresuró a ganar una de las chalupas; pero los demás siguieron jugando, bebiendo, cantando o durmiendo.

En tal caso, hubiéramos sido bien recibidos. ¡Cuánto han debido sufrir esos desgraciados durante diez años de violencia y de rapiña!... ¡Ahora se vengan..., y es de justicia! ¡Que la maldición de Dios caiga sobre los miserables que separan a los pueblos para oprimirlos!

Inhabilidad de dichos hombres para los negocios. No hay peores hombres para los negocios; desgraciado el asunto en que ellos ponen la mano; y desgraciados muchas veces ellos mismos, si en sus cosas se hallan abandonados á su propia y exclusiva direccion.

Colocose un centinela delante de la caverna de Hexe-Baizel, donde se guardaban las provisiones; se hizo una barricada ante la puerta, y Juan Claudio ordenó que los repartos se hicieran en presencia de todos, con el fin de impedir las injusticias; pero semejantes precauciones no habían de preservar a aquellos desgraciados del hambre más horrible.

Ignoro si los brasileños han advertido el contraste, en cuanto á , yo lo aprobé con toda mi alma, felicitándome de ver mejor alojados á los locos que al emperador; ¡ojalá sucediese lo mismo en todos los paises del mundo! los enfermos, los desgraciados, los dementes, necesitan indudablemente mas que los monarcas, las comodidades, el aseo, el aire sano, las grandes habitaciones: y en fin, yo entiendo que la desgracia es mas digna de un palacio, que todas las grandezas humanas.

Y añadía con un guiño significativo: Nada puede ser, nada debe ser original de los indios, ¿entiende usted? Yo les quiero mucho, pero nada se les debe alabar pues cobran ánimos y se hacen unos desgraciados. Otras veces decía: Yo amo con delirio á los indios, me he constituido en su padre y defensor, pero es menester que cada cosa esté en su lugar.

Palabra del Dia

brahmatma

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