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Actualizado: 6 de junio de 2025
Ben-Tovit, animado por las exclamaciones de compasión que profería de vez en cuando su vecino, daba a su rostro una expresión de sufrimiento, cerraba los ojos, balanceaba la cabeza, gemía, mientras de las profundas simas de la montaña y de las llanuras lejanas ascendía la obscura noche, que parecía deseosa de ocultar al cielo el gran crimen que se acababa de cometer sobre la tierra.
Doña Sol entonces hubo de asustarse de su poca prudencia, y deseosa sin duda de cortar las alas a los atrevidos pensamientos que ella misma había hecho nacer en el alma de Morsamor, apeló a un recurso, empleado con harta frecuencia, aunque por demás peligroso.
Y por todas partes flores, arbustos tiernos; en las estaciones acacias gigantescas que extienden sus ramas sobre la vía; los hombres con zaragüelles y pañuelo liado a la cabeza, resabio morisco; las mujeres frescas y graciosas, vestidas de indiana y peinadas con rosquillas de pelo sobre las sienes. «¿Y cuál es preguntó Jacinta deseosa de instruirse el árbol de las chufas?».
Andaba yo deseosa y temerosa a la vez de que él me hablase; deseosa por hallarle tan de mi gusto, y temerosa porque si él me hubiese dirigido la palabra sin conocerme, sin la previa y debida presentación, hubiera tenido yo que atribuirlo a mala crianza o a falta de respeto. Parece providencial lo que ha ocurrido. El cielo ha premiado mi piedad y lo mucho que quería yo a mi abuela. Era una santa.
Aunque don Juan se lo dejó encargado, no quiso dirigirle la carta a París-Poste Restante, y deseosa de que no se extraviara se la remitió a don Quintín, cerrada, y acompañada de otra para él, en que le decía lo siguiente: «Querido tío:
Tía Pepilla me esperaba en el comedor, en el pobre comedor donde señora Juana iba y venía muy deseosa de atenderme y obsequiarme. Mientras yo me desayunaba alegremente y con buen apetito, tía Pepilla conversaba. Tengo una carta para tí, una carta de Angelina. Ayer la trajeron; hasta ayer vino el mozo.... Ahora te la daré.... Venga esa carta, tía; venga esa carta.... ¡Impaciente! Come y calla.
Por cierto, y está muy deseosa de conocerte. Dirigiome mi tío algunas preguntas acerca de mi tía, y de mi vida en el Zarzal; luego tomó un diario y no abrió la boca hasta llegar a V *. Subimos entonces en un landó tirado por dos caballos, que debía conducirnos al Pavol.
Por esto se había dado tanta prisa en huir: una exigencia de la aprendiza, deseosa de escuchar á aquel artista del que tanto hablaban las señoras. Cuando el grueso ruiseñor quedaba oculto entre bastidores, el coronel ofrecía á su protegida un cucurucho lleno de caramelos. ¡Caramelos en tiempo de guerra! Un verdadero derroche que sólo se podía permitir un enamorado.
Mientras tanto la abandonada Fátima, deseosa también de vengarse de la infidelidad de su antiguo amante, excita á su hijo Celín, que ignora el secreto de su nacimiento, á dar muerte al capitán Meléndez.
Déjame acabar esta docena decía sin levantar la cabeza, tenaz en el trabajo, deseosa de no perder un segundo. Maltrana sentíase avergonzado por este sacrificio. En la calle se acordaba de Feli con remordimiento. Era abominable que él pasease inactivo, mientras la pobre joven vivía trabajando en este ambiente de horno.
Palabra del Dia
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