Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 27 de noviembre de 2025
Este mismo escritor les llama expresamente mimos y pantomimas . Riccoboni, con visos de gran verosimilitud, ha sustentado la opinión de que la commedia dell'arte italiana proviene inmediatamente del mimo romano . No sólo lo demuestra así en general el uso de las máscaras, común á ambos espectáculos, sino también ciertas particularidades aisladas, como, por ejemplo, la semejanza del arlequín con el romano centumculus, puesto que los dos personajes usaban traje de varios colores y espada cómica; la del polichinela con el antiguo macco, etc. . Pero esta especie de comedia italiana no es el único lazo, que une á la escena antigua con la moderna, si bien esta unión no aparece en general tan clara y patente como sería de desear.
Tú me enseñaste a sentir así, a querer paz..., a soñar..., a desear imposibles.... Aquí estoy tranquila..., y rezo a mi modo. No tengo fe, lo que se llama fe.... Pero quisiera tenerla. Los santos, todos esos, aquel San Roque, este San Sebastián con sus banderillas por todo el cuerpo..., aquel señor obispo..., San Isidoro..., todos me van entendiendo.
Y así como se supone y casi se entrevé una tierra lejana cuando se va navegando a la aventura, así entreveía ella la contingencia de quererle con amor más firme, y de pasar a su lado toda la vida, llegando a no desear nunca otra mejor.
Toda la tarde y gran parte de la noche permaneció en la casita de la viña el grupo de amigos de Salvatierra. El dueño, rumboso y entusiasmado por la vuelta del grande hombre, sabía obsequiar a la reunión. Las cañas de color de oro circulaban a docenas sobre la mesa cubierta de platos de aceitunas, lonchas de jamón y otros comestibles que servían de pretexto para desear el vino. Todos lo saboreaban entre palabra y palabra, con la prodigalidad en el beber propia de la tierra. Al cerrar la noche muchos se mostraban perturbados: únicamente Salvatierra estaba sereno.
Siempre se me asentó a mí dijo Monipodio que este Lóbulo había de ser único en su arte, porque tiene las mejores y más acomodadas manos para ello que se pueden desear; que para ser uno buen oficial en su oficio, tanto ha menester los buenos instrumentos con que le ejercita como el ingenio con que le aprende.
Sentáronse los duques con sus comensales, ateniéndose más a la confianza que a la etiqueta, y se comió luego como se comía en aquella casa cuya mesa era uno de los mejores altares que pudo desear la gula.
Estas palabras de mi docto amigo me sugieren una idea luminosa y salutífera. Seamos optimistas y pesimistas alternativamente. Las cosas, aunque no crea uno en el determinismo feroz que nos arrastra al vicio y hasta al crimen, y aunque no vea uno siempre desolación y dolor en torno suyo, no están por eso todo lo bien que sería de desear.
Por último, había una tercera fotografía que no dejaba nada que desear. Allí estaba el joven señor clara, fiel y nítidamente retratado. Su rostro era hermosísimo. Los ojos eran grandes y expresivos; la barba parecía sedosa, abundante y muy bien cuidada y atusada. La nariz, un tanto cuanto aguileña, daba cierta majestad a su expresión.
Andrés concluyó por desear un rompimiento; pero se dejaba arrastrar de la costumbre, sin fuerzas para tomar una resolución violenta, como sucede casi siempre en las relaciones añejas. Presentose al cabo lo que era inevitable. Su salud, siempre arrastrada y temblona, se resintió de modo alarmante.
No le faltaba más que expresar abiertamente sus deseos más secretos. ¡Oh, si fuera verdad! exclamé, sacudida por un calofrío de horror. ¡Desear la muerte de Marta!
Palabra del Dia
Otros Mirando