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Actualizado: 15 de julio de 2025


Aquella mujer encantadora fue desgraciadísima por causa de su propia hermosura: todas sus desdichas, y fueron tantas que acabaron con ella, tomaron origen en su funesta belleza. El primer hombre a quien quiso murió loco por no lograr que se la diesen como esposa.

Lope no tardó en referir la historia de sus amores, y cuánto había sufrido á la que tanto interés mostraba hacia él; la tapada comenzó entonces á sollozar y lamentarse en voz alta, exclamando: «¡Ay, mi bien! ¡Ay, mi Fernando! ¡Ay, mi primero amor! ¡Nunca yo hubiera nacido, para ser causa de tantas desdichas! ¡Oh, tirana madre! ¡Oh, bárbara mujer! ¡Que me forzaste, me engañaste, me has dado la muerteContó después que se había desesperado y vivido sin consuelo durante la ausencia de su amado; que había hecho diversas tentativas para quitarse la vida, y cayó al fin en tierra gimiendo.

A veces, en una zona de gloria triunfaba el sol; en otras ocasiones, pálido y apenas visible, flotaba entre la niebla presagiando desdichas; y al tender su negro manto la noche, cuando aparecía bruscamente su luz roja y lanzaba sus miradas de fuego, parecía un inspector celoso que vigilaba las aguas, penetrado é inquieto de su responsabilidad.

Baudelaire es el autontimoroúmenos por excelencia, el rigor de las desdichas, el que se castiga y atormenta a propio como el más cruel de los fakires de la India.

ELVIRA. Padre, si en desdichas tales Y en tan continuos desvelos, Los que han de dar los consuelos Vienen a aumentar los males, Los míos serán iguales A la desdicha en que estoy, Porque si tu hija soy Y el ser que tengo me has dado, Es fuerza haber heredado La nobleza que te doy.

Ni más ni menos, ni menos ni más. Los combatientes son los hijos de este país. Los enemigos son los extranjeros. En España, en el mismo Madrid, el dinero es una gran necesidad. En Paris es una gran plaga, una gran peste; en fin, es una guerra, con todos los peligros, con todos los sustos, con todas las calamidades y las desdichas de una guerra.

Decidida ya á poner término á sus desdichas, precipitándose desde un peñasco, sobrevienen unos piratas y la cautivan. El capitán Arnaut Manú, enamorado de su belleza, se casa con ella, contando con su pleno consentimiento, puesto que las pasiones más furiosas desgarran su corazón.

Ostentaban a todos sus lastimosas desdichas y obligando a repararse por la mayor su miseria, aún no merecía la conmiseración de ninguno y como habla San Jerónimo foragidos de su patria, solo la podían entrar con su llanto: pero aún esto no de balde, pues hasta el llorar las ruínas fatales de su Ciudad, lo habían de pagar a buen precio; para que, los que habían comprado ingratos la sangre de su verdadero Mesías, hubieran de comprar infelices aún sus lágrimas.

El círculo que la rodeaba se iba estrechando, y la dama empezaba a sofocarse. Dio algunos pasos; pero de cada una de sus pisadas brotaba una compasión nueva; delante de su caridad luminosa íbanse levantando las desdichas humanas, y reclamando el derecho a la misericordia.

No había más remedio que aguardar la salida de las cigarreras de la fábrica, y aun así exponerme mucho, como me había sucedido ya, a no verla. Todas las desdichas se cernían de una vez sobre mi cabeza. Pasando por la calle de Francos en tal estado de abatimiento, vecino al sepulcro, que me llamaban desde una tienda de sederías. Eran las de Anguita.

Palabra del Dia

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