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Actualizado: 12 de julio de 2025
El baile pantomímico, acompañado de la voz, es antiquísimo en España, y solaz propio de los vascos, los que, según se cree, poblaron primero la Península, alcanzando á una época primitiva muy remota, que se pierde en la obscuridad de los tiempos y escapa á toda investigación . Las descripciones, que hacen los escritores romanos de la habilidad coreográfica de las bailarinas gaditanas, nos inclinan á pensar que las danzas españolas de aquella época se asemejaban al moderno fandango y bolero por sus gesticulaciones y animados movimientos, y que se acompañaban también con las castañuelas . Es de presumir que esta costumbre nacional tan extendida, descendió de nuevo á las provincias reconquistadas desde las montañas de Asturias, y que se perfeccionó después en ellas en los siglos medios . Significativo debió ser el influjo que los juglares ejercieron, puesto que la composición de baladas y danzas fué de su particular incumbencia . La Gibadina, la Alemanda, el Turdión, la Pavana, el Piedegibao, la Madama Orliens, el Rey Don Alonso el Bueno, etc., son de las más antiguas que se usaron en la Edad Media . Distinguíanse generalmente en bailes y danzas, diferenciándose aquéllos de éstas en el movimiento de manos y brazos, peculiar á los primeros, y no usados en las segundas.
Giró varias veces sobre sí misma, y descendió rápidamente trazando una pequeña curva, reflejando sobre su pulimentada superficie algunos pálidos rayos. El anciano vió saltar gotas, oyó un ruido quebrado y el abismo se cerró tragándose el tesoro.
33 Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo. 34 Y le dijeron: Señor, danos siempre este pan. 35 Y Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás. 37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Feliciana sólo quiso aceptar una naranja, la más hermosa, y los dos siguieron adelante, jugueteando ella como una niña con la pequeña esfera de color de fuego, haciéndola saltar entre sus manos. Acabó por abrir un agujero en ella y por chupar su jugo apretándola entre los dedos. Un chorro de ámbar descendió por la comisura de sus labios hasta la barbilla de graciosa redondez, endulzando su piel.
Es una vergüenza, pero no puedo contenerme: sí, aquí, en este cuartito, he vivido soñando... ¡qué ilusiones! ¡para llegar a esto!... ¡en marcha y tener valor! Salió, descendió de puntillas y miró por los vidrios de la puerta del comedor a don Pablo Aquiles, de espaldas, sentado; tenía la cabeza sobre la mano, y esta mano pasaba, de vez en cuando, por sus ojos y por su frente.
En sus compañías, que al llegar al colegio fueron de niños decentes, descendió poco a poco hasta el más bajo nivel, concluyendo por incorporarse a las turbas más compatibles con su fiereza y condición picaresca.
Por intervalos y con más ó menos intensidad, se elevan columnas de humo de las distintas prominencias, que vienen á ser cual si el fondo estuviera salpicado de pequeños hornillos. Aunque con trabajo y peligros puede bajarse al cráter, contándose en Talisay de un viajero, que no solamente descendió, sino que permaneció en el fondo muchas horas.
16 Judas, hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que también fue el traidor. 17 Y descendió con ellos, y se paró en un lugar llano, en compañía de sus discípulos, y una grande multitud de pueblo de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón, que habían venido a oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; 18 y los que eran atormentados de espíritus inmundos eran curados.
Así es que pensadlo bien, porque de tal hombre va a depender la suerte de todos. Una vez que hubo terminado, Juan Claudio descendió de los troncos, y la agitación que entonces se produjo fue extraordinaria. Cada aldea deliberaba separadamente; cada aldea tenía una persona a quien proponer. Mientras, el tiempo corría y Catalina Lefèvre consumíase de impaciencia.
Tornó a subir para avisarle; el conde descendió, apagando cuanto podía el ruido de sus botas. A la puerta del pasadizo la medianera le dejó, después de abrirle la puerta. Bajose otra vez hasta tocar con las manos en el suelo para no ser advertido de la gente que pasase por la calle, y en esta forma atravesó el pasadizo de la tribuna. Abrió la puerta y entró. La oscuridad le cegó.
Palabra del Dia
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