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Actualizado: 6 de junio de 2025


Nadie hablaba allí del peligro que sólo ignoraba Quintanar. Muchas veces, cuando una tormenta como la de San Pedro descargaba sobre el Vivero, se quedaba allí toda la comitiva a pasar la noche. Ana se encontraba, sin buscarlo, pero sin esquivar las ocasiones, en contacto con Álvaro, apretada contra él en coches, palcos, bailes, bosques, muchas veces cada semana.

No ganaba un cuarto; con el mundo entero armaba camorra, y todo el veneno que iba amasando en su maldecida alma, por la mala suerte, lo descargaba sobre su querida... En fin, vida más arrastrada no la había pasado ella nunca ni esperaba volverla a pasar... Con el dinero que Juanito Santa Cruz les dio, cuando estuvieron en Madrid y se murió el niñito, hubiera podido el muy bestia de Juárez arreglar su comercio; pero ¿qué hizo?

Quiso ella arrebatarle el palo; pero antes de que lo intentara recibió otro estacazo en el hombro, y un tercero en la cadera... La mejor defensa era la fuga. En un abrir y cerrar de ojos, se puso la anciana a diez pasos del ciego. Este trató de seguirla; ella le buscaba las vueltas; se ponía en lugar seguro, y él descargaba sus furibundos garrotazos en el aire y en el suelo.

Ni tanto tiempo necesitaba ella para reunir la cantidad, bien exprimiendo con implacables ahorros el presupuesto ordinario, bien vendiendo algunas prendas que ya habían pasado de moda... ¡Ah!, cuidadito... secreto absoluto con Bringas... Segura ya de poder cumplir con Sobrino Hermanos, se descargaba su conciencia de un peso horrible.

O porque tuviera muy poca fuerza o porque su natural blando no fuese nunca vencido de la fiebre de aquella increíble desazón, ello es que sus manos apenas causaban ofensa. Nicanora le sujetó por ambos brazos, y él, sacudiéndose y pateando, descargaba su ira con estas palabras roncas: «No me lo negarás ahora... Le he visto, le he visto yo». ¿A quién has visto, corazón?... ¡Ah!, , al duque.

La escalera tenía dos tramos solos: el primero y más corto, de asperón desgastado por el uso; el segundo, que descargaba en el piso, de tablones de encina, negros y revirados ya de puro viejos. La sala de recibir era ancha y larga, pero baja de techo, y éste embadurnado de amarillo.

Nada de particular tenía todo esto; pero lo tuvo, y mucho para , lo que sucedió enseguida; y fue que, vuelto de repente hacia nosotros el hombre que descargaba el carro, y mientras nos miraba frunciendo mucho los ojos, apoyándose gallardamente en el horcón clavado por sus puntas en el heno, observé que Neluco se descubría delante de él y le saludaba con el nombre del caballero a quien íbamos a visitar.

Tres ó cuatro veces descargaba cuchilladas con una violencia increíble. Las mujeres se tapaban los ojos y daban espantosos chillidos, creyendo ya segada la garganta del muchacho que prefiguraba á Cristo; pero el tío Gorico paraba el golpe antes de herir, como no atreviéndose á consumar el sacrificio.

Don Álvaro, al llegar a la Rinconada, mientras dejaba pasar delante a don Víctor, que traía llavín, levantaba el puño cerrado sobre la cabeza del insoportable amigo.... No descargaba el golpe... no... pero.... «¡Ya lo descargaría!». «¡Oh! pensaba, lo que es ahora estoy en mi derecho. Ojo por ojo».

Y se acordaba de las cartas que había escrito ese día para anunciar su partida, cartas en que la tristeza de la renuncia a una adoración que presentía dominante, se ocultaba, se descargaba en acusaciones a la vulgaridad del lugar y de sus pobladores.

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