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Actualizado: 27 de junio de 2025
Sobre la tolda se levanta la chupeta ó chopa, alojamiento del comandante, y su cubierta se nombra toldilla. Debajo de la tolda queda la cubierta bastante desahogada y en su espacio resguardado de la intemperie se acomodaban para dormir los oficiales y marineros, aunque éstos aprovechaban el abrigo del castillo de proa, que avanza mucho, pareciendo como suspendido sobre el mar.
Y, por último, la población de indios que reside en todos los puntos militares, formada de deportados, presidiarios que han cumplido su condena y licenciados del Ejército, los cuales se dedican al comercio al menudeo de la localidad, para servir á las familias españolas, y en muy pequeño número á la agricultura, pues los hábitos de holganza y los vicios adquiridos anteriormente pueden más en ellos que el deseo de procurarse una posición desahogada.
El giro de América había sido reconocido por el Banco como una cantidad en depósito, y podían disponer de un tanto por ciento, con arreglo á los decretos sobre la moratoria. Su amigo le enviaba un cheque siempre que necesitaba dinero para el sostenimiento de la casa. Nunca se había visto en una situación tan desahogada.
Sonó una puerta en el interior, luego otra más cerca, y el groom levantó la cortina: Currita respiró desahogada... Entraba la dama duende, la incógnita de las camelias, con el aplomo y el descoco de una diva de café cantante que se presenta ante el público, fijando en él una mirada de provocación más bien que de temor o de extrañeza.
Pasó por debajo del arco que comunica el palacio con la catedral y entró en la parte más desahogada y esclarecida de la travesía. Un reverbero de aceite engastado en la esquina servía para iluminarla toda. El cuitado hacía inútiles esfuerzos, secundado por la gran mariposa de hoja de lata, para enviar alguna claridad a los confines de su jurisdicción.
Así nuestra charla, que en otra ocasión no hubiera pasado de ocho o diez frases, se prolongó esta vez en larga y desahogada sinceridad. Supe que se había casado; su mujer estaba allí mismo esa noche. Por mi parte, lo informé de mi noviazgo con Elena y su reciente ruptura. Posiblemente me quejé de la amarga situación, pues recuerdo haberle dicho que creía de todo punto imposible cualquier arreglo.
Subieron así las escaleras hasta el entresuelo, donde introdujo Sardiola a ambas mujeres en una ancha y desahogada habitación en que no faltaba su marmórea chimenea, sus monumentales camas colgadas, su alfombra de moqueta algo desflorada y raída a trechos, sus lavabos y sus perchas clásicas. Caía la pieza a un jardinete, en cuyo centro ligero kiosco de madera y cristales servía de sala de baño.
La tullida sintió un hormigueo en la palma de la mano, y la estampó ruidosamente en la mejilla de su hija, que se tambaleó, retrocedió escondiendo el rostro, y se fue a sentar en la silla más próxima. ¡Sinvergüenza, raída, eso de mí no lo aprendistes! vociferó la enferma, algo desahogada ya después del bofetón.
Acaso tenga posición más desahogada que la nuestra; pero, una cosa es el bienestar, y otra la esfera de cada uno. Hoy por hoy, no tenemos dinero; pero ni nuestros padres ni nuestros abuelos han sido menestrales. Créeme, Leocadia, no te comprometas con nadie; no renuncies a tu libertad de acción. No has nacido tú para mujer de un jornalero.
No son todo flores en la vida, mamá: aunque me encuentre en una posición desahogada y pueda disfrutar de los placeres que ofrece la corte a los jóvenes, no soy tan feliz como el mundo supondrá seguramente.
Palabra del Dia
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