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Actualizado: 18 de junio de 2025


En un rincón del invernáculo, alineadas sobre un aparador, las cafeteras y teteras parecían deliberar con la solemnidad de un consejo de ancianos, chocando gravemente sus barrigas metálicas. Un cesto de lilas blancas colocado en el centro de la pieza estremecíase como un montón de nieve tocado por un remolino.

Un grupo de atlots separándose del corro que rodeaba al poeta, pareció deliberar y se aproximó luego adonde estaban los hombres graves. Venían en busca del siñó Pep el de Can Mallorquí, para hablar con él de asuntos importantes. Volvían la espalda con desprecio a su amigo el Cantó, un infeliz que no servía para otra cosa que para dedicar trovos a las atlotas.

Aunque este Gobernador parte á V. E. del Fuerte de Coimbra y poblacion de Albuquerque, que los Portugueses han fundado ultimamente en la costa occidental del rio Paraguay, me considero obligado á poner en noticia de V. E. algunas reflexiones que me suministran los conocimientos de estos paises, para que V. E. las haga saber á S. M.; á fin de que, enterado de ellas, pueda deliberar con acierto, y no consigan los Portugueses quebrantar el tratado de paz último, en cuanto se opone á la conservacion de sus usurpaciones, y nos facilidad para contener sus progresos.

Hasta del mal ladrón le estaba dando lástima en aquel momento. ¡Cuánta mayor lástima le daría del Magistral que, según ella, no era ladrón, ni malo ni bueno!». La forma del sacrificio, el día, la ocasión, todo estaba señalado: se juró no volverse atrás; aquella exaltación era lo que ella necesitaba para poder vivir; si más tarde el cansancio, la relajación de aquellas fibras tirantes traían a su ánimo la cobardía, los reparos mundanales, prosaicos, el miedo al qué dirán, no haría caso... iría derecha a su propósito sin vacilar, sin deliberar más.

Excelentísimos señores exclamó el señor Tesorero en altas voces, reconozcamos en ese vasallo el dedo del Señor: ya ha llegado el día del triunfo de Su Majestad Imperial, y ha llegado ya al mismo tiempo un vasallo; todo ha llegado. Opino que en vista de esta novedad deliberemos. En cuanto a lo de deliberar dijo entonces el señor notario, recuerdo al señor presidente que esto es una Junta.

Nada tan grande, nada tan hermoso, nada tan sublime como ver a un pueblo reunido para deliberar acerca de los más altos y caros intereses de su vida. ¡Ah, señores! al escuchar hace un momento al señor Peña, me imaginaba estar en el Agora de Atenas decidiendo, como ciudadano libre, entre otros ciudadanos libres también como yo, de los destinos de mi patria.

No dónde he leído yo que en cierta tierra de indios el congreso supremo de la tribu se reúne, para deliberar, en grandes cántaros de agua fresca, donde se sumergen desnudos sus individuos, dejando sólo fuera del cántaro la cabeza para deliberar.

Tened, bellas sabinas, la bondad de elegir entre vosotras una parlam... CLEOPATRA. No os molestéis en repetirlo: hemos oído vuestro genial proyecto. ESCIPIÓN. ¿De veras? Y, no obstante, hemos hablado quedísimo. VOCES FEMENINAS. ¡Os hemos oído, sin embargo! CLEOPATRA. Id, con vuestra rodilla blanca, a vuestro puesto, y esperad. Nosotras vamos a deliberar... ¡Más lejos! ¡Os lo ruego!

Este cuadro nos impresiona instantáneamente; nos impresiona de un modo profundo, sin que nos tiempo de deliberar acerca de si debe impresionarnos ó no, como el esquife que se pone sobre un torrente, no deja tiempo al marinero de echar el áncora. Esto nos impresiona como el fuego nos quema: sin saberlo nosotros, aún contra nuestra propia voluntad. Ese es el arte; ese es el genio, ese es Vernet.

Estas palabras llegaron con la velocidad del relámpago á oidos del Católico D. Fernando, asi es que al siguiente año de 1510, cuando pasaba para las Córtes de Monzon, hizo por visitarla, y cerciorado de todo lo que ocurria reunió un consejo de los grandes para deliberar sobre el método que se debia observar en adelante con su hija, porque sabia que la presencia de D. Luis Ferrer la martirizaba; del consejo salió, que despues de haberla provisto de todo lo necesario de aseo, ropas y alimentos, se eligiesen doce señoras para que cuidasen continuamente de ella, y cada una se quedara una noche en vela para obligarla á vestirse, desnudarse y mudarse de camisa, aun en contra de su voluntad.

Palabra del Dia

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