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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Cuando empezamos la marcha se fué el Sargento Mayor D. Pascual Martinez, habiéndonos acompañado el Comandante D. Manuel de Pinazo y el capitan D. José Bagué, quienes han quedado en sus respectivos puestos, dejándonos, para que nos acompañen á Buenos Aires, unos cuantos soldados y un cabo. Dia 22.
El vapor nos condujo directamente á Flüelen, el puerto del canton de Urí, dejándonos ver de paso la eminencia de Grütli, mas adelante la curiosa Capilla de Guillermo Tell, y donde quiera, en las rocas tajadas, un enjambre de obeliscos y pirámides de aspecto basáltico y singulares tintas.
El gran ladrón se hace moza para que le demos nuestra sangre encendida de lujuria, y luego, dejándonos dormidos, vuela por los aires....Con la misma apariencia del marido se presenta a la mujer y se acuesta con ella. ¡Cata la trampa, porque entonces tiene la calor del hombre la flor de su sangre y puede empreñar!
Piensa que ese amor fué un delirio... un sueño fugitivo, algo así como esos alcázares de nubes, palacios de plata que forma el viento de la noche en la serena inmensidad de los cielos, brillantes edificios que duran un instante, y luego se desvanecen, dejándonos ver un reguero de astros. Mira: ese amor, alegría venturosa de mis primeros años juveniles, pasó para siempre.
El capitan respondió que él volveria presto, y que la gente que dejaba bastaba para resistir los indios: y le rogó se viniese, á los cristianos, con su muger, hijos y familiares, y así lo prometió; y dejándonos en Corpus Christi, se embarcó el capitan. Matan los Timbúes á traicion 50 españoles: desamparan los demas el fuerte de Corpus Christi, y se embarcan para Buenos Aires.
Indudablemente, ¡cosa extraordinaria! sin embargo de ser Paris una ciudad tan iluminada, tan brillante, tan prodigiosamente espléndida, sin embargo de ser un coquetismo tan fastuoso y deslumbrador, no nos inspira poéticamente, como nos inspira cualquier ciudad de España, de Italia, de Suiza, de Grecia, de Oriente; como nos inspiran tambien los caseríos del Norte, dejándonos ver entre rocas y nieves sus chozas húmedas, cubiertas de limo verdoso, que como si fueran peñascos negros, parecen estar incrustadas en las laderas de un monte sombrío, ó quizá en los bordes de un abismo insondable.
A las voces que le dió nuestro timonel, se incorporó lentamente y tras un largo esperezo y un no menos largo resoplido soñoliento, separó con la ayuda del tiquin su rústica embarcación, dejándonos paso en la corriente. He ahí, dije en mi interior, un ser que respira tranquilidad, salud y bienestar.
Mi tía añadió el clérigo , me ha contado los horrores de esta noche... Mi hermano maltratado, herido; usted entrando en casa a deshora, y entrando para recoger su ropa y marcharse, rompiendo la armonía conyugal y dejándonos a todos en la mayor confusión. ¿Me querrá usted explicar a mí este turris-burris? Sí señor replicó la voz con miedo y turbación indecibles.
Pero usted sabe mejor que yo lo que va del dicho al hecho. Es verdad que lo sé, no mejor, sino, por las trazas, tan bien como usted; y a pesar de ello, insisto en la pregunta, dejándonos de eventualidades más o menos posibles o probables y colocándonos en lo real y positivo y hacedero.
No siéndonos permitido, por no disponer de lugar suficiente, ocuparnos en el examen de las innumerables y últimas producciones de Bretón, haremos sólo mención de algunas, que, al representarse, nos agradaron sobremanera, dejándonos de ellas un recuerdo lisonjero.
Palabra del Dia
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